Podría haber quebrantado la condena para evitar su retorno a Marruecos
02 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.En las últimas horas de la tarde de ayer no había rastro del preso marroquí de Monterroso que escapó a la carrera del servicio de urgencias del hospital por el monte de San Cibrao. La Guardia Civil amplió el radio de acción de búsqueda por parroquias próximas al entorno del hospital, sin embargo los rastreos fueron infructuosos. Es posible que el joven ya se hubiese largado a otro lugar y su localización puede complicarse a pesar de que ya los cuarteles y comandancias tienen instrucciones y datos con los rasgos físicos del fugitivo.
Según algunas fuentes, parece que en la prisión monterrosina sorprendió la fuga de este interno. Su comportamiento, hasta ahora, había sido totalmente normal y nada hacía sospechar que planease la fuga. «Si hubiera que apostar por quién se escapaba, éste sería el último en figurar en la lista», señaló ayer una persona vinculada al centro penitenciario.
A este magrebí le quedaba un año para cumplir la condena que le habían impuesto. ¿Porqué, después de llevar tiempo en prisión se arriesgó a huir cuando no le quedaba demasiado tiempo paracumplir? Resulta extraña su aventurada decisión. La respuesta a esa pregunta puede ser el deseo de no volver, bajo ningún concepto, a su país. Algunas fuentes dijeron que, al cumplir la condena, sería deportado. Quizás quisiese evitar otra cárcel, aunque sin rejas, que sería la situación que le podría aguardar en su país.
El joven fugitivo llegó a la penitenciaría de Monterroso con una condena de cuatro años. Se la impuso la justicia de Málaga porque lo consideró culpable de un robo con intimidación. Al parecer, tenía también otros antecedentes por delitos contra la propiedad.
Es posible que, avisando de sus dolores en una muñeca y en una rodilla, el joven hubiese forzado que lo trajesen al hospital pensando en la huida, sin embargo algunos funcionarios de prisiones consultados ayer al respecto, dijeron que el traslado al hospital no se hubiera planteado sin que un médico hubiese comprobado que su problema debía ser resuelto en el hospital lucense. Al complejo lo trajeron en un furgón de la Guardia Civil dos agentes que esperaron a que los médicos de urgencias le hicieran diversas pruebas que descartaron que tuviera alguna fractura. Cuando iban a ponerle los grilletes para volver a la prisión puso pies en Polvorosa.