Pueden dormir a más de cuarenta kilómetros de los lugares donde se alimentan

La Voz

LEMOS

20 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La presencia de cormoranes en el tramo urbano del Cabe se detectó por vez primera en enero del 2004. Una pareja eligió entonces la presa de A Pinguela, aguas abajo del Parque dos Condes, para proveerse de peces. Presumiblemente, las aves marinas llegaron a este paraje remontando los embalses del Miño y el Sil, donde se habían centrado sus incursiones con anterioridad. Según los expertos, no es tan raro que esta especie se adentre en el interior en busca de alimento.

El presidente de la Sociedade Galega de Ornitoloxía, José Guitián, explicó tras la llegada de cormoranes al casco urbano de Monforte que se trataba de un fenómeno que ya se había constado en otros puntos del interior de Galicia y por toda la cuenca del Sil. De hecho, los especialistas han avistado estas aves marinas en pantanos de la provincia de León. Pueden aparecer en lugares situados a 500 kilómetros de la costa y en ocasiones los parajes en los que duermen están situados a más de 40 kilómetros de las zonas en las que pescan.

Más raro en primavera

Lo habitual es que los cormoranes elijan cauces embalsados para sus incursiones, aunque también tienen querencia a las aguas remansadas de los ríos, caso de las presas de A Pinguela o el Parque dos Condes. Los ejemplares que se pueden ver en el tramo urbano de Monforte son de cormorán grande, un ave migratoria que en teoría solo se adentra en zonas de interior en invierno. Según los expertos, lo excepcional sería seguir viéndolos en primavera o verano.