Otra vuelta de tuerca sobre los pacientes

Ramón Rodríguez Vázquez

LEMOS

24 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Una consecuencia de que no se cumpla la promesa efectuada hace ya seis meses por el señor Feijoo cuando vino a Monforte (un área sanitaria propia dotada de recursos humanos, económicos y materiales) es que aumentará el número de monfortinos que pagaremos en dinero y en calidad de vida por ir al médico a Lugo. De nada sirve tener una población envejecida, que los pensionistas de la provincia sean de los más machacados de este país con una pensión media de 639 euros y que veintisiete de cada cien de esas familias no tengan otro ingreso que entre en casa cada mes. Tampoco cuenta que el paro esté por encima de la media gallega y que los precios de la compra sigan subiendo. La señora Farjas decide que para aparcar en el nuevo hospital de Lugo hay que pagar y punto.

¿Cómo se llega a esto? Primero cogen un terreno que es de los vecinos de Lugo (más baratito no puede ser). Luego, con dinero de todos, se construye un aparcamiento subterráneo con todas las de la ley. Tercero, se lo dan para que lo explote por diez años a una empresa privada y le ponen el nombre de «colaboración público-privada». ¿Alguien hace uno gratuito como el alcalde de Lugo? Pues arma una pelotera el concejal de la oposición con la calificación de los terrenos y pide al contrario más autobuses urbanos (pide solo para sus vecinos de Lugo, claro está).

La beneficiaria que logra la concesión tiene que fijar un precio que satisfaga a la vez el coste real del servicio y el beneficio que toda empresa que se precie como tal quiere llevarse al final. Lógicamente el precio por hora de aparcamiento se encarece. A cambio, barre un poco, arregla unas florecillas, y nos presta sillas de ruedas y muletas (lo que me lleva a pensar que continuarán viéndose sillas como la de mi hospital: le faltan un posapiés o está atado con esparadrapo).

Hagamos cuentas. Tengo que llevar a mi padre a una consulta del especialista a Lugo. Echo mano de los horarios de la Renfe. No me sirven, pero que más da, he oído que la Xunta ha decidido retirarles la subvención, o sea, que igual un día los quitan. Póngale una espera media de cuatro horas (se sabe cuándo se entra pero no cuándo se sale). Cuando meta el tique del párking en la maquinita, de vuelta a Monforte, me saldrá un precio de 5,08 euros. Si me tengo que quedar con él en la habitación serán 11,80 por día o un cristal roto para robarme unos cedés de música y aún siendo solidario conmigo, el dueño del restaurante me cobrará, como mínimo, el menú a ocho euros, desayunos y aguas aparte. ¡Ah!, y si alguien se rebela contra esto le dirán lo que dice la conselleira: «hay que aunar esforzos».