La profesionalización del vino exige un cuidado minucioso de las viñas

AGRICULTURA

24 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El vino se ha convertido con el paso de los años en una de las actividades dinamizadoras de la economía de la Ribeira Sacra. El relevo generacional está asegurado en un sector cada vez más profesionalizado. Los vinos de la Ribeira Sacra son cada vez más competitivos. Mantener este nivel exige seguir unas pautas concretas tanto en el cultivo de la vid como en la elaboración de los vinos, que marcarán los profesionales. Roberto Regal López, asesor enológico, aporta una serie de consejos para que los cosecheros y bodegueros presenten en el mercado un producto único.

Viñedos

El primer paso que se realizará es la plantación, en la que influyen factores variables e invariables. Estos últimos son el terreno, la orientación de la viña y la climatología. Roberto Regal aconseja que la orientación ideal de la parcela sea hacia el sur. «Además, el terreno no puede ser demasiado profundo y ligeramente pobre de materia orgánica. Es muy importante el microclima de la zona, puesto que en la vid influye el número de horas de sol. Por lo que respecta al suelo, cobra importancia la composición de microorganismos, fundamentales para la descomposición de los macro y microelementos. Este proceso es muy importante, porque influirá en el sabor del vino, dotándolo de personalidad propia de la zona», apuntó Roberto Regal.

Estas premisas son fundamentales a la hora de realizar la plantación. «No tiene sentido hacer una viña en un terreno que antes se destinó a huerta, porque es muy rico y profundo. Los viñedos deben estar a una altitud de 300 a 350 metros», dijo Regal.

Los factores variables consisten en conocer la composición del suelo, circunstancia que requiere una analítica. Se analizará el PH, la materia orgánica y los microelementos, entre otros, que son indispensables para catabolizar reacciones de la vid. El análisis evidenciará las carencias, y los profesionales serán los que marcarán los pasos a seguir para corregir los suelos.

Los suelos

Modificar el suelo para conseguir un PH ideal exige un encalado si se trata de suelos muy ácidos. Si requiere abono se puede utilizar materia orgánica. No obstante, hay que ser muy cuidadosos en este apartado, ya que si hay demasiada materia orgánica, la cepa tendrá mucho vigor y también habrá un exceso de vegetación.

La abundancia de vegetación incrementa el riesgo de que la cepa contraiga enfermedades, además de existir un riesgo claro de corrimiento. «Con un PH adecuado, la planta asimila mejor los microelementos del suelo», indicó Regal.

Las variedades recomendadas a la hora de diseñar la plantación en esta zona son mencía, godello y treixadura en lugares favorables, es decir idóneos para una maduración óptima. No obstante, Roberto Regal advierte: «Cuidado con el godello a la hora de la orientación, porque es una variedad susceptible de ser quemada por el sol».

A la hora de plantar, Regal recomienda la elección de un patrón que tenga afinidad con el suelo y con la variedad. «En suelos pobres es necesario un patrón medio, es decir de mucho vigor, mientras que en los más ricos trabajaremos con un patrón de poco vigor. Seguiremos esta pauta con el fin de conseguir un equilibrio vegetativo en la cepa», comentó Roberto Regal.

A la hora de diseñar y delinear la plantación, el viticultor tendrá que tener en cuenta algunos parámetros importantes. «Deberá disponer las plantas de manera de que queden preparadas para una futura conducción en alambrado. La orientación será sudeste o sudoeste, con el fin de que la parcela coja el sol todo el día, porque la luminosidad es un factor fundamental y decisivo en la maduración. También influye en este apartado la temperatura», indicó el enólogo Roberto Regal.

Mecanización

La profesionalización del sector exige mecanizarlo, por lo que la plantación debe realizarse pensando en la utilización de maquinaria, siempre teniendo en cuenta las dificultades de la orografía. «Soy partidario de que las marcos de plantación sean reducidos, porque así tendremos más cepas para que haya más motores de fructificación con menos carga con cepa y competencia entre ellas. En viticultura, la calidad es inversamente proporcional a la cantidad», apuntó Regal.

Es aconsejable enterrar el patrón de la cepa entre unos 35 y 50 centímetros. El injerto debe quedar al aire libre en la superficie. «En los primeros años no debemos apurar la cepa. Le daremos más importancia a la planta que al fruto. Aplicaremos la poda de formación, que consiste en dejar menos carga y yemas por cepa», apuntó el enólogo chantadino Roberto Regal.