Fue la nevada más intensa y prolongada de los últimos años en O Courel. Empezó el viernes por la tarde, dio una tregua durante la mayor parte de la noche y a las ocho y media de la mañana se reanudó con fuerza y ya no paró en casi todo el día. A media mañana ya había una capa de treinta centímetros de nieve en la mayor parte del municipio. Los visitantes que se atrevieron a desplazarse a O Courel a pesar de las advertencias de los meteorólogos optaron en su mayoría por quedarse a pasar la noche, ante la dificultad para salir del municipio en coche.
El tráfico por la carretera que lleva de Seoane y Folgoso a Quiroga a través del Alto do Boi estuvo restringida al uso de cadenas durante la mayor parte del día. Ante la intensidad de la nevada, la mayor parte de los automovilistas que se decidieron a recorrerla optaron por esperar a que pasase la máquina quitanieves que trabajó sin descanso en la zona y seguir su estela. La situación en la salida norte hacia Pedrafita era mucho peor.
A pesar de quienes optaron por quedarse a la fuerza, a media tarde las pensiones y casas de turismo rural de Seoane y Folgoso tenían todavía plazas libres porque muchos visitantes fueron cancelando sus reservas a lo largo de la semana en vista del empeoramiento del tiempo.
Cortes de luz en Quiroga
En general, la circulación por las carreteras locales de las zonas más altas fue muy complicada durante todo el día, y no solo en el municipio de O Courel. También en Quiroga, O Incio, A Pobra do Brollón y Samos fue preciso extremar el cuidado para acceder a las aldeas situadas en la montaña.
En coincidencia con la nevada se produjeron cortes de luz que afectaron a algunas zonas de Quiroga. El barrio de A Ermida, por ejemplo, estuvo sin luz durante unas horas el viernes por la noche y ayer sufrió cortes intermitentes durante toda la tarde y un apagón a las nueve de la noche.
Ninguna de las carreteras del Estado que pasan por el sur de Lugo se vieron afectadas por la nevada. Sí hubo problemas en el corredor Chantada-Lalín. En el tramo del Alto do Faro hubo momentos en los que no se podía pasar sin cadenas. La nevada obligó a suspender el recorrido que tenía organizado la asociación de Cabaleiros do Faro, que pretendía traer cerca de medio centenar de jinetes de Rodeiro a Belesar.