Una reserva de burros «fariñeiros»

Xurxo Alonso

LEMOS

Tres pollinos de raza gallega fueron instalados en una finca de Bóveda en régimen de semilibertad por un colectivo que trabaja por la conservación de esta variedad

27 jun 2008 . Actualizado a las 10:46 h.

Los montes de A Cubela han recibido a tres nuevos vecinos hace ya dos días. Así, desde este miércoles viven en los prados de Vilar da Bara, en Rubián las burras Cuca y Paloma , y el macho Paco . Se trata de tres pollinos de la que se considera pura raza gallega, aunque por el momento no tienen reconocimiento como raza oficial.

Conocidos como «fariñeiros» por las labores que desempeñaban antaño, cuando la vida en el campo carecía de la ayuda de la maquinaria, se sabe que a día de hoy el número se ha visto reducido a apenas un millar de cabezas. Debido a su ligereza y su poco volumen, además de su innata destreza para superar desniveles y su resistencia para soportar cargas, fueron protagonistas desafortunados de los trabajos agrícolas. Mucho esfuerzo y poco reconocimiento les llevaron poco a poco a desaparecer de la geografía gallega.

Ajenos a todo esto, como tres guiris recién llegados, se encuentran los borricos con más de una hectárea de pastos para campar a sus anchas. En peligro de extinción, y con provisiones de agua y comida para disfrutar de la vida, son vigilados de cerca por los miembros de la comunidad de montes.

Una tarde en A Cubela

El sol pegaba con fuerza en estos montes y Santiago López, presidente de la comunidad de montes de A Cubela, y Camilo Fernández, el secretario, se pusieron manos a la obra para mostrar el nuevo hogar de sus vecinos: «Déixanse montar fácilmente, son moi mansos», comenta Santiago. Ellos son los encargados de cuidar a estos animales, que viven en régimen de semilibertad, aunque no son los únicos: ayer también estaban allí Sinda, María y Samanta. Por lo visto, a estos pollinos no les va a faltar quien les atienda.

Y en este caso, cabe destacar el trabajo que llevan a cabo estas personas en A Cubela. Desde hace ya tres años están enrolados en la idea de recuperar estos montes para su aprovechamiento y protección. «Houbo moito papeleo, pero ao final conseguimos que a Xunta subvencionase iste proxecto para converter parte do monte que temos aquí en pastos. Isto é moi importante porque tamén reducimos os riscos de incendios, e no caso de que ocorran, é moito máis fácil controlalos», explican casi al unísono Santiago y Camilo. Ahora continúan en su particular búsqueda de ayudas para las cerca de 40 hectáreas que aún pertenecen a su comunidad y que se encuentran desatendidas. El invierno pasado un incendio declarado cerca de esta zona les dio un buen asustó: «Pero ao ter o pasto limpo non houbo problemas».

Llegados de Brión

Si Paco, Paloma y Cuca se sienten solos será por poco tiempo. «Queremos enviarlles tres ou catro femias novas para criar antes do mes de setembro», indica Xacobo Pérez, presidente de la Asociación de Amigos do Burro Fariñeiro (Abufa), con sede en el ayuntamiento coruñés de Brión. Ellos enviaron a los tres solípedos a Vilar da Bara acompañados por 8 caballos, y ahora tienen unos 30 socios repartidos por Galicia y Portugal.

«Tamén mandaremos un mastín para que acompañe aos animais, estarán máis seguros frente ao lobo dado que un burro non se defente de igual modo que un cabalo», añade Pérez. A pesar de no haber visto a estos mamíferos carniceros desde hace tiempo, puede que ante la presencia de estos asnos decidan regresar a la zona.

Esta asociación también busca ayuda institucional. Pide una tipificación estándar racial morfológica por parte de la Xunta para que los burros «fariñeiros» sean reconocidos como especie autóctona de Galicia. Pero aún hay más: terapias de rehabilitación física, psíquica y sensorial con personas que sufren síndromes como el autismo. El presidente de la asociación comenta como expertos recomiendan el uso de los burros en este campo, ya que son animales muy tranquilos que se dejan llevar.

Ellos también buscan ayudas para seguir adelante ya que por el momento sobreviven gracias a las aportaciones privadas. Quizá sea una mala época para conseguirlas, pero la recompensa sería importante.