Una plácida siestecita ante un semáforo en rojo

X. Carreira

LEMOS

24 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Un conductor ebrio que optó por echar una plácida siestecita ante un semáforo en rojo, sin importarle para nada el problema de tráfico que podía originar, aceptó voluntariamente ayer en un juzgado lucense la pena que pedía para él el fiscal. El joven, tenía retirado el carné y además dio altas tasas de alcohol. En la primera prueba 1,23 y en la segunda, 1,15. Fue acusado de los delitos de quebrantamiento de condena y contra la seguridad del tráfico. Por el primero aceptó 24 meses de multa con una cuota diaria de seis euros y por el segundo, doce meses también con la misma cuantía. Ni tan siquiera quiso regatear con el fiscal.

Mientras algunos conductores listillos pasan los semáforos en rojo otros, como F.J.B., de 38 años, se quedan dormidos ante los mismos. Sucedió en la madrugada del 16 de mayo del año pasado en la calle Miguel de Cervantes de la capital lucense. Este lugués detuvo su vehículo seis metros antes del semáforo que hay en dicha calle y la confluencia con Castelao y se echó a dormir, además con todas las de la ley. Según el fiscal apoyó la cabeza en el volante, la mano derecha en la palanca con la marcha atrás y la izquierda al volante. Con tanta prisa por echar una cabezada se olvidó de apagar el vehículo.

Esta situación fue constatada por agentes de la Policía Local. F.J.B. provocó, según el atestado, la normal circulación a otros usuarios al ponerse e semáforo en verde.

Los agentes procedieron a despertar al acusado. En ese momento pudieron comprobar que su siesta fue debida a su estado de embriaguez. Fue sometido a una primera prueba a la una y media de la mañana y dio 1,23 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. En la segunda, realizada media hora más tarde la tasa había descendido a 1,15.

El fiscal, en su escrito de acusación recordaba como a este conductor un juzgado de Ferrol le había retirado en marzo del año 2006 el carné de conducir por un período de dos años y seis meses por un delito contra la seguridad del tráfico.

El día que provocó el incidente en la calle Miguel de Cervantes era consciente, según el fiscal, de que no disponía del correspondiente permiso ya que el plazo de retirada finalizaba en febrero del año 2009.

Ahora, además de la pena que aceptó cumplir voluntariamente ayer, tendrá que estar otra temporada larga más sin poder conducir, concretamente cuatro años que es lo que solicitaba la acusación pública.