Un extraño monumento en la ribera de Chantada

SOBER

Hallan en un viñedo de San Fiz una roca con unos curiosos surcos que parecen seguir un diseño regular

29 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Las tareas de limpieza en una viña propiedad de su familia situada en un paraje de la ribera de Chantada, en la parroquia de San Fiz, hicieron descubrir al antiguo concejal Antonio Fernández una llamativa curiosidad. El desbroce puso al descubierto un peñasco labrado por unos profundos surcos que parecen seguir un diseño regular.

Para Fernández y para el escritor chantadino Xosé Lois García, que visitó el lugar, las entalladuras son de origen artificial y pueden consistir en un petroglifo de un tipo poco común. García, quien puntualiza que no es experto en arqueología, aventura incluso que el diseño podría ser una especie de representación del curso del sol, y hace hincapié en la regularidad del diseño. En torno a un surco central más grande que corta la peña de un extremo a otro -con un hueco en el medio- se agrupan ocho hendiduras transversales, cuatro de cada lado.

El arqueólogo monfortino Iván Álvarez, en cambio, opina que las hendiduras son un efecto de la erosión y que consisten simplemente en una curiosidad natural. Aunque por ahora sólo ha examinado esta formación mediante fotografías, no cree que pueda considerarse obra humana. «Cerca do campo de fútbol de Sober hai outra rocha cunha figura parecida a esta, chamada Pena de Belán, que tamén foi tomada ás veces por un petróglifo, pero non a clasifiquei como tal porque é un claro produto dun proceso natural», comenta.

En todo caso, la extraña figura del peñasco añade una singularidad más a este espectacular paraje, conocido popularmente como O Inferno, donde las viñas crecen sobre las escarpadas laderas del Miño. No muy lejos de este punto, en la orilla opuesta, se divisa la iglesia románica de Santo Estevo de Ribas de Miño.