Fiesta total para recibir al Oso más popular de Salcedo

LEMOS

05 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Vecinos de toda la vida, emigrantes retornados, pandillas de niños, jóvenes llegados de fuera con ganas de fiesta, turistas con cámaras de todos los tamaños, actores de la TVG, intelectuales interesados en la etnografía, políticos... Todo eso y más se junta cada año en Salcedo para ver salir al Oso, el protagonista del carnaval tradicional de esta parroquia de A Pobra do Brollón. Ayer a las cinco de la tarde, cientos de personas esperaban en el centro de la aldea a que apareciese el Oso.

Mientras estira la cabeza a ver si oye los cencerros que lo anuncian, Lois Diéguez cuenta que lo mejor de esta fiesta es la emoción de no saber por dónde aparecerá y la incertidumbre de saber si uno le va a tocar que lo agarren, lo inmovilicen de pie o tirado en el suelo y lo manchen con la mezcla de agua, ceniza y excrementos de cabra con la que el Oso se embadurna las zarpas. «É unha sensación moi parecida á que recordo do entroido no meu barrio dos Chaos cando era neno, ainda que alí non houbese oso», cuenta este escritor monfortino, que descubrió la fiesta de Salcedo el año pasado, cuando la asociación de vecinos lo eligió como pregonero.

El Oso aparece por fin. Sus siete criados embozados buscan víctimas y decenas de personas corren en la dirección contraria. Agarran a un hombre, y en unos segundos acaba con la cara negra. Apenas se resiste, así que no lo derriban y tampoco le manchan la ropa. Acto seguido, el Oso se echa por el suelo y se arrastra a cuatro patas. Lo rodea una marabunta de cámaras de televisión y fotógrafos (algunos profesionales, la mayoría no). «Isto parece o San Fermín», dice alguien desde el gentío.

Identidad secreta

Hasta hace poco más de diez años, la fiesta era cosa de los de Salcedo y poco más. Los medios de comunicación la han popularizado, pero de paso han traído una cierta masificación que lo ralentiza todo. Y también han traído a los políticos. Ayer había en Salcedo delegados de al menos tres consellerías (Cultura, Vicepresidencia y Medio Ambiente). Vino hasta el subdelegado del Gobierno, Jesús Otero. Lo que no había era candidatos, algo de agradecer en los tiempos de corren. Javier González, el concejal de Cultura de A Pobra do Brollón, es de Salcedo y admite que a los vecinos les preocupa que las correrías del Oso pierdan viveza, pero aún no han dado con la manera de evitarlo. Javier asegura que él nunca ha hecho de Oso. ¿Y quién es el que se esconde bajo la máscara? «Ah, iso non se pode dicir». Sea quien sea, lo hace muy bien. Dicen que es el mismo desde hace unos diez años, porque vale para eso. Y es más difícil de lo que parece. No habla, pero gesticula con el cuerpo, exagera los movimientos para hacer sonar los cencerros y dosifica fuerzas para aguantar sin desfallecer hasta que se hace de noche.

Claro que buena parte del esfuerzo lo hacen los criados . Uno de ellos agarra a un hombre de unos 50 años. Es de Salcedo y sabe que una parte de la gracia del asunto es oponer algo de resistencia, así que decide no dejarse. En un primer momento, forcejea y casi puede con el criado . Pero enseguida aparecen dos más y se le echan encima. Lo zarandean y todos caen al suelo. El Oso viene a la carrera y el hombre acaba con el torso desnudo y tiznado de pies a cabeza. Eso puede pasarle a cualquiera, de cualquier edad, sexo y condición. Desde luego, le puede pasar al alcalde, José Luis Maceda, que no se resistió particularmente pero se llevó el tratamiento reservado para los más rebeldes. «Este non debe ser do Bloque», bromeó en cuando pudo ponerse de pie.

Por la noche, el Oso hiberna ya hasta el año que viene y en las cantinas de Salcedo hay fiesta hasta el amanecer.