Si Rajoy fue duro con Zapatero, Feijoo se empleó a fondo con Touriño. Metido de lleno en precampaña, contrastó el «rigor» de un PP renovado que «aprende de los errores» con la soberbia que aprecia al timón de la Xunta. «En política no brillan las estrellas, ni los que van de estrellas, sino los que trabajan», arengó.
Igual que Rajoy hizo con Zapatero, el ourensano imputó al bipartito el despilfarro del legado recibido, pero reseñó que, a diferencia del presidente del Gobierno, el de la Xunta se resiste a explicar en el Parlamento «por qué Galicia vivirá la mayor crisis económica de España». «Touriño no puede tumbarse al sol con la que está cayendo», reprochó. El ourensano reclamó la congelación salarial de los altos cargos, del gasto en publicidad, y de la división PSOE-BNG. Opinó que «el bipartito tuvo su tiempo, pero un Gobierno dividido ha pasado de moda», e ironizó con las dudas sobre la fecha de las autonómicas, que llevan al PP a especular con un adelanto al otoño.
El socialista Ismael Rego describió las jornadas de Sanxenxo como una «pasarela de figuras a nivel nacional del PP que no ha aportado ni una conclusión relevante para Galicia».