«A Rianxeira», un símbolo que cumple 60 años

Mónica Lázaro Jodar y Lois Pérez Leira

CULTURA

La canción, adoptada en muchos ámbitos como una suerte de himno oficioso de Galicia, fue compuesta en 1947 por Anxo Romero en Buenos Aires y dedicada a Castelao

18 dic 2007 . Actualizado a las 20:11 h.

A rianxeira, ese tema popular que se ha transformado en una especie de himno para los gallegos, cumple en el 2007 sesenta años sin que muchos sepan el verdadero origen de esta simbólica canción. Compuesto en 1947 en Buenos Aires por Anxo Romero Loxo, la historia de este tema muestra el esforzado empeño de emigrantes que reivindicaban su añorada tierra y dedicaron este himno al destacado político, pintor y escritor Alfonso Rodríguez Castelao, autor del libro Sempre en Galiza, obra fundamental del nacionalismo gallego.

Hoy son sus descendientes quienes aseguran que, si hay una canción que representaba a los gallegos en la emigración, es A rianxeira, la misma que era interpretada en todas las fiestas donde se recordaba a «la patria amada», a la Galicia que aún sangraba debido a las heridas producidas por la Guerra Civil.

En la década del 40, Anxo Romero Loxo, oriundo de Rianxo, vivía en Buenos Aires y era un comerciante próspero que tenía un fuerte compromiso con el galleguismo. En sus ratos libres integraba orquestas de jazz o de música gallega, y con el tiempo llegó a fundar y a dirigir el Coro Social de la Sociedad de Rianxo, que posteriormente se denominó Coro Castelao.

La propia mujer de Anxo, ya fallecida, evocaba en una entrevista realizada hace un tiempo: «Mi marido en esa época presidía la Sociedad Parroquias Unidas del Concello de Rianxo, cuya sede funcionaba en el local del Centro Betanzos. Tanto él como yo éramos galleguistas e integrábamos Las Hermandades Gallegas (Partido Galleguista). Con Castelao nos unía una gran amistad y cariño, pues éramos vecinos de Rianxo; queríamos mucho a su familia, especialmente a Manuel Rodríguez Castelao y Sixto Aguirre, que fueron asesinados en 1937 por las milicias del general Franco».

Conmovida por estos recuerdos, Concepción continuaba: «A Castelao le encantaba visitar nuestra sociedad. Cuando fue nombrado ministro de la República en el exilio, se trasladó por un tiempo a París, donde se encontraba establecido el Gobierno republicano. En 1947, después de abandonar este cargo, regresa en barco a Buenos Aires. Una tarde, en una reunión del Centro Rianxo, mi marido les propone a Xesús Frieiro Dourado, apodado Pinciñas, hijo de gallegos, que era muy talentoso para escribir letras de canciones, y a la directiva, preparar una canción para recibir a Castelao en el puerto de Buenos Aires. Todos aceptaron la idea y discutieron acerca de cómo sería la canción: triste, alegre... Y llegaron a la conclusión de que tenía que ser representativa de Rianxo, de su tierra natal, donde la Virgen de Guadalupe, patrona de nuestra villa, fuese su tema central. Así fue como nació Ondiñas da nosa ría, como la bautizamos en Buenos Aires», señalaba con lágrimas en los ojos. Y agregaba: «La canción se compuso con mucho apuro e ilusión durante varias semanas, hasta que llegó el gran día en el que centenares de personas esperábamos ansiosos a Castelao en el puerto de Buenos Aires. Los vecinos de Rianxo, como si fuésemos de la familia, estábamos todos».

Finalmente, con la voz quebrada de emoción, Concepción balbuceó: «Un día después de su llegada, organizamos un banquete de bienvenida en su honor donde por primera vez le cantamos esta canción. Mi marido y yo fuimos muy galleguistas y quisimos mucho a Castelao, él fue nuestro verdadero guía».

Después de su presentación en esa fiesta en homenaje a Castelao, la historia de A rianxeira es más conocida. El primer disco se editó en la legendaria empresa discográfica RCA Víctor y ha recorrido hasta la actualidad un largo camino: de ser la canción que identificaba a los emigrantes en el exilio, hoy sus letras son entonadas por los jóvenes que acompañan al Celta; aunque fundamentalmente se ha convertido en el segundo himno de Galicia, aquel que apenas es escuchado por un gallego o gallega en el lugar más recóndito del mundo donde se encuentre, le hace recordar a su querida tierra.

Anxo Romero falleció en 1967 en Buenos Aires y en el 2006 sus cenizas fueron trasladadas a su Rianxo natal, donde descansan en el panteón familiar del cementerio parroquial de Pedra Vixía.