La muerte os sienta tan bien

La Voz

TELEVISIÓN

10 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La primera vez que vi A dos metros bajo tierra fue como si alguien me hubiese dado un puñetazo en el cerebro. La estética de aquella serie, lo extravagante de alguna de sus tramas pero sobre todo lo intenso y perturbador de sus personajes hacían de ella algo totalmente distinto a lo que se venía destilando en televisión hasta ese momento.

Frente a las innumerables comedias blandas americanas que saturaban todos los canales, A dos metros bajo tierra era un torpedo en la linea de flotación de la imagen idílica de la familia americana, una muestra de lo que se escondía de verdad tras las fachadas apacibles, de la mano de la peculiar funeraria regentada por los Fisher. La Familia Fisher, protagonista absoluta de la trama, es anárquica, extraña, pero sobre todo llena de matices, secretos y complejos, entre los que sobresale David Fisher, protagonizado por Michael C. Hall, que saltó a la fama con este papel antes de convertirse en una estrella mediática al interpretar a Dexter, el asesino en serie de Miami. Y además, la galería de secundarios que se incorporan en cada capítulo resulta en muchas ocasiones tan fascinante como el reparto principal.

La serie es obra de Alan Ball, el creador de otros productos televisivos tan singulares como True Blood. En cierto sentido, A dos metros bajo tierra es un drama familiar convencional, pero por otro lado su tratamiento de la muerte -algo cotidiano al tratarse de una funeraria- hace que todos los temas que toca, como el amor, la religión, las infidelidades e incluso el sexo, se vean ligeramente deformados por la óptica de los protagonistas.

En definitiva, una serie absolutamente recomendable, que supuso un antes y un después para HBO y que siempre deja al espectador con una sensación extraña en el cuerpo. Y es que, en el fondo, todos tememos y amamos las mismas cosas. Incluso si la muerte está cerca.