«Cuando en Estados Unidos cambió el modelo de asegurar el transporte marítimo de hidrocarburos, dejaron de tener mareas negras». La frase, de Albino Prada, profesor de Economía en la Universidade de Vigo, es muy significativa a la hora de describir los seguros de buques como el Prestige. El sistema actual en Europa no responde por todos los daños que puede causar una marea negra, lo que acaba influyendo en el hecho de que los barcos sean viejos, las revisiones se pasen con criterios discutibles o la tripulación sea subestándar. «Para que las prácticas del transporte marítimo mejoren radicalmente, la mejor manera es que el asegurado responda por todos los daños», apuntó Prada.
Un coste de 1.543 millones
En el momento en el que ocurrió la catástrofe del Prestige, las compañías aseguradoras tenían un tope de 171 millones de euros, pero los estudios socioeconómicos realizados tras el vertido en las costas gallegas elevan los daños a 1.543 millones, por lo que la compensación apenas llegará al 11 % de los daños estimados, un 17 % si se tienen en cuenta solo los reclamados (1.020).
Ni siquiera, apuntó Prada antes de su intervención en las jornadas, el hecho de que después se revisara este tope de 171 millones a 800 hubiera compensado los daños. El accidente frente a las costas gallegas fue, además, uno de los más dramáticos, ya que el impacto socioeconómico del Erika en las costas francesas se situó en 611 millones. La diferencia entre la cobertura del modelo americano y el resto del mundo es que la primera alcanza todos los daños, no solo los que tienen un mercado y precio, sino aquellos que afectan al bienestar social.
Marginación a los científicos
Victoriano Urgorri, catedrático de Zoología y coordinador del estudio, abordó la marginación que sufrieron los científicos gallegos, llegando incluso a la descalificación. Un ejemplo fue la respuesta a través de una carta en la revista Science de 422 investigadores españoles a la afirmación de los gestores de la crisis de que el barco se alejó después de consultar a un consejo de expertos, tras la que se tildó de chiquilicuatres a los científicos. Urgorri recordó que los centros gallegos lideraron el 45 % de los 145 proyectos financiados.