Los retrasos en las concentraciones parcelarias constituyen un problema visible en todas las comarcas gallegas. Se trata de un fenómeno extensible tanto a la costa como al interior. En algunas agrupaciones de tierras están inmersos más de mil propietarios y hay casos en los que se superan los 2.000, tal y como ocurre en Ferrol y en Valdoviño, lo que evidencia el elevado grado de fragmentación de la tierra. En Porto do Son, por ejemplo, hay un proceso abierto iniciado en 1991 y que tiene pendientes a 1.160 dueños de parcelas. Otro tanto sucede en la parroquia de San Xoán de Calo, en el municipio de Teo, con 1.103 propietarios a la espera, o en el concello de Ames, donde hay una concentración con 1.537 personas implicadas. Lejos de allí, en el municipio lucense de Alfoz hay pendiente una agrupación de tierras desde los años noventa en las que están involucrados 1.580 vecinos.
El caso de Ordes
Rairiz da Veiga o Calvos de Randín son algunos ejemplos de municipios del interior con procesos pendientes desde hace dos décadas. Ordes, en A Coruña, es quizás uno de los ejemplos más ilustrativos. Tiene sin acabar ocho concentraciones - iniciadas entre los años 1988 y 1991 -y que afectan a un total de seis mil propietarios de terrenos.
En la de San Pedro de Ardemil, iniciada hace 22 años, están involucrados 1.198 propietarios de parcelas.