Bernardino Pousa y una compañera de trabajo habían sufrido un percance en las instalaciones de la empresa Autos Guerra a principios del pasado año cuando, estando ambos en ese lugar a última hora, se vieron sorprendidos por otras personas que mientras retenían a la mujer, le dieron una paliza a él, robándoles dinero y joyas. Cuando Pousa y su compañera fueron al cuartel de Verín para denunciar los hechos, también dijeron que habían hallado un paquete misterioso en el asiento de un vehículo del 065 que conducía ella.
En febrero del 2010, la Guardia Civil detuvo a un exempleado del 065, acusado de dejar un kilo de marihuana en el coche de su excompañera. Lo acusaban de simular un delito de tráfico de estupefacientes.
La Guardia Civil investigó los hechos y acabó deteniendo al exempleado, quien además había sido visto en la cabina telefónica desde la que hizo la denuncia falsa.
Aquel fue el único percance en el que se vio envuelto Bernardino, hasta que en la noche del pasado domingo, en la soledad de la cochera, fue atacado mortalmente. A primera hora de la tarde de ayer se le había hecho la autopsia, cuyos datos no han trascendido.