Nacida hace más de 25 años, Renacer arrancó con un objetivo: evitar que los jóvenes sin familia se vieran abocados a vivir en la calle terminada su estancia en un centro de menores.
-¿Cómo afrontan el día a día en esta crisis?
-Con muchas dificultades. Cada día recibimos más peticiones de ayuda y tenemos menos recursos. La situación que vivimos es realmente desesperada. Por eso es importante hacer un llamamiento a los poderes públicos y a quienes tienen capacidad de donar de que no podemos dejar a los desamparados a su suerte. No es cuestión de pedir ni de mendigar, sino de saber qué clase de futuro queremos.
-¿A qué clase de dramas se enfrentan a diario?
-El perfil del necesitado ha cambiado con esta crisis. La imagen de la pobreza se asociaba ahora con el indigente o con el drogadicto y el alcohólico, pero a los comedores sociales llegan jóvenes parados con formación, trabajadores en precario, familias que se han quedado sin nada. Esto lo vemos todos los días. Ayer estuvimos con un señor de Barcelona que se ha quedado sin trabajo y que tiene el piso embargado. Está a punto de quedarse en la calle. Pero hay casos más conmovedores.
-¿Como cuáles?
-El otro día estuvimos con un matrimonio de inmigrantes, jóvenes, que tenían un bebé con intolerancia a la lactosa y que sufría fuertes diarreas. Fueron al hospital y allí les dijeron que tenían que comprar una leche en polvo especial. Como no tenían dinero, tuvimos que ayudarlos. Son situaciones muy duras, extremas, en las que está incluso en juego la salud de un niño pequeño. Estas dos personas necesitan un trabajo para poder atender las necesidades de un hijo.
-¿Cuánto ha bajado el presupuesto de su asociación este año?
-Nosotros tenemos este año 30.000 euros menos que el pasado. Benestar nos ha mantenido su asignación de 20.000; pero Emigración la ha bajado de 50.000 a 20.000. Las donaciones privadas no compensan ese recorte. Y tenemos que buscar fórmulas para asignar los recursos de la manera más justa posible. El nivel de necesidad aumenta día a día porque vemos muchos parados que agotan las prestaciones y que no son capaces de hallar un empleo.
-La beneficencia pasa por apuros en toda Galicia...
-Las asociaciones que se nutren de voluntarios mantienen el nivel de personal para atender necesidades, pero quienes necesitan trabajadores los están despidiendo.