«La agarré de una mano y logré arrastrarla a una tabla de surf»

Elena Silveira
elena silveira A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Reconoce que en el rescate en Bastiagueiro sintió miedo y lamenta la falta de cultura en prevención acuática

02 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Alberto González Ortega tiene 41 años y es profesor de Salvamento Acuático en Madrid. Fue una feliz casualidad que el sábado estuviese en la playa de Bastiagueiro y pudiese rescatar a una bañista. Sin embargo, le queda una espina: la de no haber podido sacar con vida a la otra joven, que se ahogó. Dice que lo que fallan son los recursos y las inversiones en la costa y reivindica programas de formación homogéneos.

-¿Cómo se levantó hoy?

-No dormí bien... Llevo muchos años en esto y lo del sábado fue duro.

-Pero está acostumbrado a este tipo de situaciones.

-El sábado fue diferente. Estaba en la playa tumbado al sol, con mis hijas... Y ellas me vieron salir corriendo. Además, el salvamento no fue fácil. Sentí miedo. La bañista estaba a bastante distancia y yo no tenía el equipo de socorrismo. Entré al agua sin aletas, gafas, tubo o brazo de rescate. Esta no es la mejor forma de hacer un salvamento.

-Sin embargo salvó una vida.

-Yo no lo siento como tal. En realidad, lo que piensas es que ayudas a que una situación no vaya a peor y que podrías haber hecho más.

-¿Se duda en situaciones así?

-Sentí miedo: era una situación muy arriesgada y meterse en el agua sin el equipo y sin saber con qué apoyos cuentas es el último recurso. Sabía que ya estaban avisando al 112 y que no tardaría en llegar un helicóptero, así que decidí entrar.

-¿Qué pasó cuando llegó hasta la joven?

-En realidad entramos en el agua dos personas. El otro bañista cuando llegó hasta ella estaba exhausto y mantuvo el espacio de seguridad con ella. Creo que tomó la decisión más inteligente. Yo me dirigí hacia ella, tomé contacto verbal y la agarré de la mano para ir arrastrándola poco a poco con la ayuda de la tabla de un surfista que también estaba allí. La chica estaba muy nerviosa porque no veía a su amiga.

-¿Cómo consiguieron encontrarla?

-Otro bañista se metió al agua con una canoa. Le pedí que siguiese buscando a la otra chica y finalmente la localizó. El rescatador del Helimer Galicia bajó hasta el agua y consiguieron llevarla en zódiac hasta la orilla. ?

-¿Alguna vez le pasó algo similar: estar en la playa pasando el día con su familia y tener que hacer un rescate?

-Es curioso porque me ocurrió también en Galicia; hace unos 20 años, en la playa de Corrubedo. Un hombre me alertó de que su hijo estaba en el agua. Entré y lo rescaté. Cuando llegó a la orilla el padre abrazó al niño y se fueron. No supe más.

-¿Y después del rescate en Bastiagueiro pudo hablar con la joven que sacó del agua?

-Estaba exhausta, nerviosa y angustiada por su amiga. No concebía que le faltase y se sentía muy responsable. ?

-¿Y pudo hablar con el bañista que también se lanzó al agua, con el surfista o con el de la canoa?

-Fueron muy valientes e hicieron un esfuerzo físico muy grande. Sé que el chico que entró en el agua con la canoa después estaba muy mareado. Su forma física no era la mejor, pasó mucha tensión y presenció la reanimación de la chica que finalmente falleció. La situación que vivimos allí fue muy dramática. A los otros dos no los volví a ver, pero les agradezco que hubieran estado allí.

-¿Cree que los bañistas somos demasiado temerarios?

-Hay de todo. Algunos piensan que los socorristas estamos para molestar y para prohibir hacer cosas. El problema es que hay una carencia de cultura en prevención acuática muy grande, tanto entre bañistas como en las Administraciones. ¿Por qué se invierte en prevenir accidentes de tráfico y no para ahogamientos?