Los enlaces con las áreas metropolitanas dificultan la movilidad en el eje atlántico

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

El tráfico y el desajuste de horarios de trenes y buses implican pérdida de tiempo para los que viven fuera de las ciudades

22 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La movilidad en el eje atlántico ha mejorado con la reducción de los tiempos de desplazamiento en tren, sobre todo en el tramo entre A Coruña y Santiago. El problema es que los enlaces con las áreas metropolitanas de las grandes urbes merman la eficiencia de ese servicio de transporte público. Junto el tiempo del viaje desde los municipios que rodean a las grandes ciudades, ralentizado a veces por los atascos de entrada a urbes como Vigo o A Coruña, hay que citar también el desajuste de horarios entre los servicios de autobús y tren. Esa ecuación obliga, a veces, a tener que esperar hasta más de veinte minutos para coger un enlace. Pero el tráfico hace que la espera nunca sea igual.

Un trabajo de campo realizado esta semana ha permitido comprobar que el transporte público en el entorno de A Coruña o Vigo todavía tiene muchos huecos que cubrir para poder compararse con el de otras ciudades españolas o europeas. El experimento se hizo evitando las horas punta en un viaje entre Cambre y Santiago en el que para llegar a la capital gallega a las nueve se combinó el autobús y el tren. Como segunda parte del trabajo se hizo lo mismo, pero esta vez en un desplazamiento a mediodía entre Nigrán y Compostela. Este es el relato de ambas experiencias.

Cambre-Santiago

Martes. Son las 7.30 horas. Una chica se acerca a una de las paradas de autobús que hay en el concello de Cambre, un núcleo urbano ubicado a 11 kilómetros del centro de A Coruña. «Entro a trabajar a las ocho y habitualmente cojo este autobús», explica esta mujer, cuyo trabajo está cerca de la estación de tren. Se llama Alba y su experiencia diaria le permite vaticinar que el recorrido de hoy podría llevar unos veinte minutos. «No hay instituto y entonces apura más. Puedes ir en el bus de las 7, pero llega a las 7.20 y luego hay que esperar», dice.

Esa teoría la corrobora un par de paradas más tarde el conductor del vehículo.

-«Hoxe vas ben de tempo», le dice un cliente al pasar la tarjeta del bonobús. Con esa identificación paga 72 céntimos por trayecto, mientras que el tique normal cuesta 1,3 euros.

-«Vou porque hoxe non hai moita xente», responde.

Nueve paradas

Pese a no haber muchos pasajeros, el autobús hace nueve paradas antes de llegar a la que tiene delante de la estación de autobuses. «Los que vienen antes de las nueve paran aquí porque bajan hasta el puerto, pero a partir de las nueve ya entran en la instalación», explica Alba, una de las que se apean ahí. Para cruzar hasta la estación de tren hay únicamente que pasar por una pasarela que cruza la avenida de Alfonso Molina. El trayecto no son más de cinco minutos a pie. A las 7.57 los viajeros están ya junto a la taquilla para sacar los billetes. El tren sale a las 8.25. Toca aguardar.

Los pasajeros que tienen bono de tren no precisan ir a la caja. Basta con que pasen su tarjeta por una de las máquinas que hay junto a los andenes para, de esa forma, saber el número de plaza que les ha tocado. Los veintiocho minutos de espera antes de la salida del convoy son prácticamente inevitables.

Muchos habituales

El tren sale a su hora. En los vagones van muchos habituales. «A esta hora máis ou menos a metade da xente son habituais», explica Mónica, una chica que vive en el coruñés Barrio de las Flores y que cada día se desplaza hasta Santiago, donde trabaja como becaria.

El desplazamiento implica un importante madrugón. «Teño que camiñar uns nove minutos para coller o autobús, a línea 12A que vai á estación do tren. Cólloo ás 7.55 e chega ás 8.03 horas. Saio da casa a menos vinte e cinco ou menos vinte. Lévame máis chegar á estación que ir de A Coruña a Santiago. Camiñando dende a casa son uns vinte e cinco minutos. Tamén podería coller outros buses que teñen mellores frecuencias, pero déixante na estación de buses. Prefiro collelo no outro lado e non cruzar a ponte», dice. Y mientras explica todo su recorrido, el tren llega a Santiago. Son las 8.56 horas. Fin del trayecto.

Nigrán-Santiago

Martes. Son las 13.04 horas. No hace un día para tumbarse al sol en Playa América, en el concello de Nigrán. Mejor regresar a la capital olívica. «Habitualmente el autobús tendría que pasar a menos cuarto y a las y cuarto, pero a veces varía», explica una usuaria que acaba de llegar de Vigo a este concello del área metropolitana. Al otro lado de la acera está la parada para ir de vuelta. El viaje para llegar a la ciudad, donde no hay transporte metropolitano, cuesta 1,5 euros e implica recorrer unos 15 kilómetros de distancia. No es hora punta cuando llega.

-Para ir a la estación de tren, ¿hay que ir hasta la estación de buses?

-Lo mejor es que se baje en la Gran Vía. [Para ir desde la estación de tren a la de bus en Vigo hay que tomar un transporte público porque queda lejos].

-¿Avisa usted de la parada?

-Es la única que hay

En el trayecto no se ve tráfico. Solo una hora antes unos operarios estaban asfaltando un tramo de la vía en la salida del concello de Vigo. Eso obligó a detener el tráfico. Ahora ya no hay problema. El autobús circula con rapidez. Dos paradas y ya Gran Vía. Son las 13.30 horas.

El tren para Santiago sale a las 14 horas. En la parada no hay taxis a la vista. Cerca, en la plaza de España, hay una, pero una mujer que espera sugiere esperar a otro autobús que pase cerca de la estación de ferrocarril. «El que va hacia el Corte Inglés está a punto de llegar. Luego queda cerca», explica.

Pero el tiempo apremia. Durante un segundo la duda está en coger o no coger ese autobús urbano. Mejor ir caminando. Es cuesta abajo. En veintidós minutos a paso ligero se llega a la vía. Justo a tiempo para tomar el tren.

El ferrocarril parte puntual rumbo a Compostela. A esa hora hay muchos puestos vacíos. «Por la mañana a primera hora, el tren va bastante lleno todos los días», explica uno de los pasajeros, un chico que estudia Náutica en Vigo y que viaja cuatro días a la semana en tren desde Vilagarcía. Es Xavi y conoce bien lo que tardan los autobuses en recorrer la ciudad de Vigo. «Habitualmente cuando llego tengo que ir andando hasta cerca de el Corte Inglés para tomar un bus, luego cambio en plaza América y en total tardas más de 45 minutos», comenta al tiempo que dice que «hay jornadas en las que invierto tres horas de viaje para ir a una clase de una hora. Es un chiste bastante bueno», dice. Porque hay días en los que tarda más en llegar a la facultad que en ir de Vigo a Vilagarcía.

Y mientras habla, el tren llega a esa localidad pontevedresa. Luego, 29 minutos después el convoy acaba llegando a Santiago. Fin del trayecto.

«Hay jornadas en las que hago tres horas de viaje para una hora de clase»

«Lévame máis chegar á estación que ir da Coruña a Santiago»