Los desajustes y limitaciones en los municipios gallegos

X. álvarez corbacho

GALICIA

Los dificultades institucionales son diversas y se motivan por razones demográficas, financieras, urbanísticas y económicas.

13 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Las elecciones locales deberían ser una magnífica oportunidad para aflorar los graves problemas del municipalismo gallego. Los desajustes institucionales son diversos y se motivan por razones demográficas, financieras, urbanísticas y económicas.

1. Desajustes demográficos.

Los desajustes demográficos afectan principalmente a los municipios de población inferior a 5.000 habitantes (200 concellos), aunque el epicentro y las urgencias se encuentren en los municipios menores de 2.000 habitantes (94 concellos), concentrados en las provincias de Ourense y Lugo. Por otro lado, están las áreas urbanas (ciudades y municipios limítrofes). En ambos casos la demografía exige cambios inexorables en la ordenación del territorio y en el mapa municipal.

En efecto, en el gráfico adjunto apreciamos que para atender a una población reducida existen (período 1960-2025) cada vez mas concellos inválidos, provocando así una divergencia imposible. El panorama se resume de la siguiente manera. Por un lado, hay una población menguante, envejecida (los mayores de 64 años oscilan entre el 30 y el 50% de la población municipal), dispersa (encarece los servicios) y dependiente del sector público (pensiones, sanidad, servicios sociales). Por otro, hay municipios menores de 2.000 habitantes con una debilidad financiera acusada y con escasa profesionalidad y desarrollo tecnológico. Todo ello explica las dificultades de la institución para desarrollar los servicios a los que la ley obliga. Estamos ante un desajuste estructural evidente entre la demografía, el territorio y la institución municipal. La solución exige cambios radicales.

2. Agonía financiera

El presupuesto municipal se nutre, básicamente, de tributos y subvenciones. En las ciudades, los ingresos tributarios representan casi el 60% del total, mientras las transferencias y subvenciones apenas suman el 30%. En los municipios menores de 5.000 habitantes esas cifras se invierten. Los ingresos tributarios suelen ser inferiores al 30%, mientras las subvenciones rondan el 70% del presupuesto. Los tributos son importantes porque sin responsabilidad fiscal no existe responsabilidad política.

¿Cómo son los tributos en los municipios gallegos? La respuesta se resume en el cuadro adjunto. Los municipios están fiscalmente normalizados o son de fácil normalización cuando sus ingresos tributarios per cápita se aproximan a la cifra media de los municipios españoles de población similar, atendiendo a su capacidad fiscal. Si esos ingresos se distancian, la normalización tributaria es difícil, problemática o imposible a medio plazo. En Galicia solo el 22% de los municipios están normalizados o son de fácil normalización, mientras el 78% restante (246 concellos) operan en escenarios problemáticos que, en general, se agravan a medida que el municipio es más pequeño. Las consecuencias de estos hechos son relevantes (dependencia, clientelismo, agravios comparativos, voto cautivo, etcétera) y exigen cambios importantes en el diseño político e institucional.

3. Convivencia con el territorio.

El planeamiento urbanístico y su gestión son una parte esencial de las políticas públicas locales. Por su dimensión de pacto social básico, por sus efectos en el crecimiento ordenado de la ciudad, pues introduce racionalidad en el reparto de beneficios y costes del proceso urbanizador y añade disciplina y sensibilidad a nuestra convivencia con el territorio. Pero urbanismo y fiscalidad -expresiones genuinas del poder político municipal- no parecen preocupar a nuestros gobernantes.

La Ley 9/2002 de Ordenación Urbanística y Protección del Medio Rural daba tres años para que los municipios adaptasen su planeamiento a las condiciones exigidas. Pero van allá ocho años y los concellos que cumplen la norma son 46 (14% del total). El resto funcionan a su manera con riesgos evidentes. Pero sin planeamiento no hay proyecto de urbanización, ni redistribución de fincas, ni cesión obligatoria y gratuita de terrenos, ni financiación a cargo de los interesados. Además, edificar vía licencia directa es socializar infraestructuras y servicios, construyendo así un país insostenible. El círculo se cierra cuando la indisciplina triunfa rodeada de silencios cómplices y de sentencias judiciales incumplidas. Los cambios aquí también deben ser profundos.

4. Promoción económica y desarrollo endógeno

Es otro déficit que acumulan los municipios gallegos. Anclados en geografías distintas, el factor territorio (comarcas) es clave para entender y desarrollar las ventajas competitivas de empresas y actividades que operan ya en una economía globalizada.

El gobierno municipal está obligado a promocionar y ayudar esas actividades económicas, incentivando la especialización, la innovación y la excelencia. Elaborando programaciones estratégicas con los municipios limítrofes y otras Administraciones, implicando a empresas y profesionales interesados. El gobierno local ya no es el último eslabón de una cadena de mando, sino una institución abierta que opera y se relaciona en red con otros actores. Las políticas económicas locales experimentan así transformaciones sustantivas en objetivos y funcionamiento. Todo un mundo por descubrir y recorrer.

¿Hablarán los partidos políticos de estas cosas en las próximas elecciones? ¿Se protegerá la dignidad de nuestros mayores? ¿Se entenderá que el territorio es más que una mercancía y que el clientelismo político hunde sus raíces en la lógica de la corrupción? Stéphane Hessel escribió un libro y quiere que nos indignemos. Y eso está bien. Pero sin olvidar que la actividad municipal pone a todos ante el espejo. Es la grandeza oculta que también encierra el más humilde de los municipios.

«Hay un desajuste estructural entre

la demografía,

el territorio y la institución local»

«El presupuesto municipal se nutre básicamente de tributos y de subvenciones»

«El planeamiento urbanístico y su gestión son una parte esencial de la política local»

«Sin plan no hay proyecto de urbanización ni redistribución de fincas»