Los responsables de la empresa constructora hablan con frecuencia de la necesidad de «tocar ao xefe» refiriéndose a los distintos alcaldes.
La relación con técnicos y políticos era fluida y las reuniones, frecuentes, en general en torno a una mesa. En una de las celebraciones, en Fisterra, la compañía se gastó cerca de 2.000 euros, según los datos que figuran en la investigación, en invitar a una comida a políticos, arquitectos y otros funcionarios, no solo de los ayuntamientos intervenidos, sino de otros muchos de distintos lugares de Galicia. Las invitaciones fueron desde Lousame hasta Ordes. La familiaridad de los Ogando, sobre todo del hijo, con determinados políticos le habría abierto puertas. Para ese fin habría abonado 8.000 euros a Jorge López, un representante de orquestas de Cee que hizo de mediador ante el alcalde de ese Ayuntamiento para facilitar el aterrizaje y que hablaría después en muchas ocasiones de la forma de negociar las comisiones. «Como no campo de fútbol, non menos do 4,5%», le dice a Ogando.
El campo de fútbol de hierba artificial costó cerca de 400.000 euros pagados por la Diputación.