Los montes inferiores a 30 hectáreas no podrán parcelarse en las herencias

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Con la nueva ley, la Xunta quiere evitar que se acentúe el minifundio forestal

30 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La división de la propiedad forestal en las herencias quedará limitada a aquellos terrenos que tengan al menos una extensión de 30 hectáreas. Eso es lo que se desprende del nuevo borrador de la Lei de Montes, cuya redacción ultima ahora la Xunta, y que en su artículo 57 establece que no se podrán autorizar, «inter vivos ou mortis causa», parcelaciones o divisiones cuando del resultado se deriven terrenos con una superficie inferior a 15 hectáreas. Esta regulación, que ya se incluía en un proyecto de ley del bipartito que no prosperó por el cambio de Gobierno en Galicia en la primavera del 2009, tiene un enorme impacto en esta autonomía, donde el monte se haya fragmentado en cientos de miles de propiedades.

Los últimos datos disponibles revelan que en Galicia hay 1,5 millones de parcelas en régimen de minifundio y que uno de cada cuatro ciudadanos de esta comunidad es dueño de un terreno forestal. Una distribución de la propiedad que evidencia que gran parte de los montes que se transmiten en una herencia a los descendientes tienen una superficie inferior a las 30 hectáreas, es decir, que se trata de legados que se hallarán sujetos a la nueva regla de indivisibilidad que fijará la Xunta en la futura Lei de Montes. Con la nueva regulación, Medio Rural quiere evitar que se acentúe todavía más el minifundio que rige la estructura de la propiedad forestal, un mal endémico que arrastra esta autonomía y que constituye la base de gran parte de los problemas de competitividad que padece el sector de la madera.

Trabajar el monte a pequeña escala no es rentable -máxime cuando muchos de sus titulares viven en entornos urbanos-, lo que conduce al abandono a miles de hectáreas. Esto no solo incrementa el riesgo de incendios y evidencia la infrautilización de un recurso que poseen miles de gallegos, sino que afecta al resto de la cadena de valor. En varias ocasiones, la industria de la madera ha recordado que este escenario impide incrementar los volúmenes de corta en el futuro y pone en riesgo la viabilidad de un sector -la primera transformación- que mueve cada año 2.500 millones y genera miles de puestos de trabajo directos. El departamento que lidera Samuel Juárez ha declinado hacer ninguna valoración sobre un texto que todavía no ha llegado al Consello Forestal para su debate.

Para lograr una reordenación de la propiedad que permita explotaciones rentables, la Xunta acaba de impulsar las sociedades de fomento forestal (Sofor), una nueva figura para la agrupación de parcelas de adscripción voluntaria que, por vez primera, abre la puerta a la entrada de inversores privados en el capital social como vía para captar recursos en el monte. Según los datos del sector, solo el 15% de los montes de la comunidad se hallan gestionados de forma eficiente. Las explotaciones forestales optimizan su rentabilidad a partir de las 25 hectáreas, cuando la superficie media de Galicia es de menos de dos.