El párroco de Padróns, sus feligreses y las joyas de la Virgen

Por Laura Míguez

SANTIAGO

Padróns continúa con su enfrentamiento con el párroco tras la desaparición de las joyas donadas por los vecinos. Las misas televisadas han unido como nunca a los 600 vecinos, que por primera vez organizan una carroza de carnavales

07 mar 2011 . Actualizado a las 12:23 h.

Suena la campana por primera vez desde hace semanas en la iglesia de San Salvador de Padróns, en Ponteareas. Pero esta vez se balancea en una torre de madera pintarrajeada. A escasos metros, el templo real espera impasible a recuperar la normalidad mientras los vecinos se afanan por cuidar del suyo: el que corona la carroza con la que hoy recorrerán las calles de Ponteareas. Después de meses de polémico enfrentamiento con el cura no podían dejar escapar esta oportunidad, carnavales se ha convertido en una excusa para pasar por el tapiz del humor el duro enfrentamiento con el Obispado por las joyas desaparecidas el pasado mes de noviembre.

La tranquilidad de sus 600 vecinos se rompió entonces, pero nació un sentimiento de unión como nunca se había visto. «Nunca habíamos organizado una comparsa y resulta que ahora estamos anotados 80 para la celebración», recuerdan desde la asociación vecinal. Todos han echado una mano y no falta de nada.

El espectáculo está servido a cargo de dos comitivas. En el primero de los casos un vehículo arrastrará una iglesia con las puertas cerradas rodeada de personajes del clero: incluyen un párroco con el cofre de los adornos de oro robados al frente. Monjas, obispos e incluso un papa formarán parte de la representación. Detrás de ella, el resto de los vecinos con sus misas televisadas por Internet, llenos de lazos dorados reivindicativos y rodeados de los cámaras de televisión de los medios de comunicación, que estas semanas se han volcado con las noticias que cada domingo llegaban desde la comarca de O Condado.

Incluso habrá alguno que tenga como compañero de trayecto a un agente ficticio de la Guardia Civil, en referencia a las acusaciones que se lanzaron por parte del cura de coacción a los feligreses para no asistir a misa por parte de la directiva de la asociación de vecinos. «Para demostrar que no había malas intenciones acudimos el pasado domingo a la iglesia, pero no había nadie y no se celebró ninguna misa», recuerdan en la parroquia.

Sin oficios

El panorama no es nuevo. Las puertas del templo de San Salvador de Padróns hace tiempo que permanecen cerradas. Casi desde aquel primer domingo de la polémica, el pasado 12 de diciembre, cuando los fieles decidieron dar plantón al cura. El motivo no fue otro que la desconfianza generada por la desaparición de unas joyas donadas a la imagen de la Virgen de la Salud y valoradas en unos 3.000 euros. Según las explicaciones del párroco, Jesús Carrero, había sido víctima de un robo justo cuando se acababa de mudar a la parroquia por jubilación de su antecesor. Tras las acusaciones entre ambos religiosos llegó una denuncia ante la Guardia Civil, un mes después de que entraran supuestamente en la casa parroquial y se llevaran el cofre con las joyas y objetos personales.

Ese hecho, unido a que no hubiera cerraduras forzadas y se encontraran contradicciones en el discurso del cura (como, por ejemplo, que desconocía la existencia del cofre y luego al dirigirse al despacho fuera directamente hacia el armario donde estaba guardado), levantaron algo más que malestar en Padróns.

Pero sin duda, lo que más dolió a todos los feligreses no fue que sus esfuerzos económicos se hubieran diluido en medio del intercambio de curas, sino las explicaciones que recibieron. «No es patrimonio de los vecinos, es de la Iglesia. A ellos no les incumbe», manifestó el responsable de la parroquia el mismo día que surgió la polémica.

Convicción

Tras estas declaraciones y la ausencia de los dos religiosos el día que convocaron una reunión para pedir una explicación nacieron los paros frente al atrio de la iglesia. Entonces Ponteareas reinventó su fe: llegaron las misas retransmitidas por Internet al aire libre. No hay invierno ni día de niebla que pueda con ellos. Frente a cámaras de televisión y fotógrafos de medios de comunicación de toda España la parroquia desayuna cada domingo sin altar. No hay quien reparta las formas consagradas ni el vino, pero para todo lo demás han usado su ingenio y las ganas de vivir la religión de una forma sencilla y sincera.

El vecino electricista monta la instalación, el joven que tiene un portátil aprovecha su conexión a Internet, una familia dona la pantalla de televisión y otra el equipo de sonido. Lo de los bancos es sencillo y de regalo incluso puede aparecer una figura del niño Jesús que alguien tenía en su casa. Les mueve ante todo la convicción de que no se rendirán hasta que el Obispado cambie al nuevo cura por otro, algo que desde la Iglesia niegan asegurando que sería como reconocer la implicación del afectado en la desaparición de las joyas.

Deterioro

Claro que mientras las dos partes se arman de paciencia, no desaparecen los zarpazos. En el recorrido se incluye una denuncia por coacción a los feligreses o una carta de la Iglesia llamando a los vecinos «mellor formados e con prestixio e madurez no seu compromiso cristián, nesa parroquia e no seu alrededor». Lo último, la protesta vecinal por el estado actual de la iglesia.

«Agora mesmo está nunha situación próxima á insalubridade, ninguén se achegou a limpar e as flores colocadas xa están podres, así que o cheiro non é nada agradable. Parece que se os veciños non se preocupan do templo ninguén o vai a facer, é unha mágoa», protestan desde esta pequeña parroquia de Ponteareas. Como cada uno es libre de asistir a los oficios, algunos de los residentes han optado por cambiar de barrio para poder escuchar misa sin que una pantalla de plasma marque las distancias con los sacramentos. Imposible acertar con una solución a este mediático conflicto, porque aunque desde el Obispado explican que actualmente negocian con intermediarios anónimos, en la parroquia nada se sabe. «Nós estamos dispostos a falar, pero aquí non vén ninguén. Os primeiros domingos pasaban en coche e nin paraban, só para ver se había xente porque aquí non viñeron a dar misa ningún día máis», aseguran con convencimiento desde la asociación vecinal.

Una denuncia con retraso

¿Quién cederá? O mejor dicho, ¿quién debe ceder? Cuando ya se descarta que la Guardia Civil pueda dar luz al caso del robo en la casa parroquial debido al retraso que se produjo al poner la denuncia, solo queda esperar a esa otra justicia, que llaman divina. Mientras tanto, los feligreses siguen en pie de guerra