El 2010 termina como segundo año de tiempo atípico, con 5 ciclogénesis

Susana Basterrechea REDACCIÓN/LA VOZ.

GALICIA

El oeste de Galicia, tradicionalmente lluvioso, registró pocas precipitaciones, y en el norte hizo más frío del normal

04 ene 2011 . Actualizado a las 02:49 h.

El tiempo de los dos últimos años en Galicia tiene a los meteorólogos un tanto desconcertados. «El 2009 ya fue muy inestable y en el 2010 se ha vuelto a registrar una gran variabilidad, con cambios bruscos y muy seguidos», señala Juan Taboada desde MeteoGalicia. El Klaus no solo consiguió que los gallegos supieran qué es una ciclogénesis explosiva (potente borrasca, que se profundiza mucho y muy rápido), parece que también ha supuesto un antes y un después. Desde el paso de este ciclón extratropical por la comunidad a finales de enero del 2009 (dejó una racha de viento récord de 198 kilómetros por hora en Estaca de Bares), el actual patrón atmosférico es diferente al de años anteriores y las «anomalías» se suceden. Las ciclogénesis, por ejemplo, son muy poco frecuentes en Galicia, pero en el 2010 hubo cinco. «Es lo que más llama la atención del año porque no deberíamos haber tenido prácticamente ninguna. Es un fenómeno propio de latitudes superiores, de Islandia o Groenlandia», explica Ana Lage, de MeteoGalicia. ¿Y por qué llegan tantas ahora aquí? «No se sabe», reconoce Lage. Hay varias teorías (influencia del Niño , menor actividad solar, cambio climático), pero ninguna definitiva.

Lo que sí es seguro es que la noche del pasado 13 de enero llegó Flora, casi justo un año después del Klaus. Esta potente ciclogénesis provocó temporal en el mar, fuertes lluvias e intensísimos vientos (hubo rachas de 127 kilómetros por hora en A Coruña y de 160 en Bueu). Mes y medio después, el 27 de febrero, apareció Xynthia, una ciclogénesis que se desorganizó al tocar tierra, pero que aún así dejó ráfagas de hasta 196 kilómetros por hora, abundantes precipitaciones y una subida de temperaturas de 7 grados en una hora. Ya en otoño, hubo tres más: Natalie (3 de octubre), Paula (solo cinco días después, el 8), y Becky (8 y 9 de noviembre). Los vientos generados por esta ciclogénesis y el mar de fondo provocaron un fuerte oleaje (con olas de hasta 11 metros) e importantes destrozos en la costa.

En los termómetros, sin embargo, el 2010 no se apartó en exceso de los valores climáticos (media de los últimos 31 años). El año fue algo más frío en Lugo (11,6 grados de temperatura media respecto a su promedio histórico, de 12,3) y en Santiago (13 para un valor de 14), normal en Ferrol (14,3 grados frente a 14,5) y Ourense (14,4 respecto a 14,6), y algo más cálido en Pontevedra (14,5 frente a 14,4). «Este año se ha visto cierta división entre el norte, más frío, y el sur, más cálido», confirma Taboada.

Cosa distinta es el comportamiento de los termómetros por estaciones. Así, enero comenzó con una invasión de aire ártico y nieve y se mantuvo dentro de la normalidad, pero febrero y marzo resultaron más fríos de lo habitual (en Lugo hubo 12 días a bajo cero en febrero). Abril registró temperaturas superiores a la media (25 grados en el interior), pero mayo combinó días de nieve a 1.000 metros con otros de más de 30 grados. El otoño también fue voluble y en noviembre hizo más frío del esperado.

El verano, por su parte, sorprendió. Los meteorólogos se temían más cambios bruscos, pero no fue así: hubo 5 semanas consecutivas de tiempo anticiclónico, seco, soleado, con temperaturas máximas de más de 30 grados y las mínimas más altas desde 1973. En resumen: el verano del 2010 fue el tercero más caluroso del último decenio. Y hubo otro récord: los más de 7.000 rayos caídos con las tormentas que se desataron el 8 de julio.

Precipitaciones

El año fue también más seco de lo habitual en el oeste de Galicia, tradicionalmente más lluvioso. Los registros en Santiago y Pontevedra se quedaron por debajo de sus valores climáticos de referencia, mientras que en otros puntos como Ourense y Lugo cayó más agua de la normal. «Aun así llovió más en el oeste que en el este, pero las precipitaciones acumuladas se equilibraron más que otros años», dice Taboada. Un episodio llamativo fue el registrado en A Mariña el 9 y 10 de junio, cuando una borrasca descargó allí más de 200 litros por metro cuadrado en 48 horas, causando importantes inundaciones. En algunos puntos la cantidad de lluvia en un día fue mayor que los valores normales de todo el mes en esa zona.