Un cura de Agolada pasó 16 años sin registrar bodas ni defunciones

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN/LA VOZ.

AGOLADA

Los vecinos de la aldea de Artoño colaboran con el nuevo sacerdote para actualizar el libro parroquial, que tampoco incluyó los bautismos realizados desde 1994

25 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Ángel González García, don Ángel, como era conocido por todos, fue durante más de cuarenta años el cura de la parroquia de Artoño, en el municipio dezano de Agolada. Muy querido y apreciado por todos, el sacerdote, que falleció el pasado 27 de octubre, sigue en la memoria de sus feligreses, que le dispensaron siempre un gran cariño. Ahora volvió de nuevo a su memoria por un motivo bien distinto.

Este domingo su sucesor, Ángel Iglesias Sarandeses, cura de Órrea, se vio en el apuro de tener que informar en la misa a los fieles de Artoño que don Ángel no tenía el libro parroquial al día y faltaban anotaciones. Ni más ni menos que de los últimos dieciséis años, desde 1994.

Para subsanar esta carencia, el sacerdote inició estos días un recorrido por las casas de Artoño y previsiblemente de alguna otra parroquia vecina entregando papeles, a fin de que cubrieran los datos de defunciones, matrimonios, bautizos, primeras comuniones o confirmaciones oficiadas desde 1994. La noticia se recibió con sorpresa por los vecinos, que se preguntan qué le pudo pasar a don Ángel para no cubrir los libros. Lo que sí les contó su sustituto es que en la iglesia el párroco dejó muchos papeles.

Años en blanco

Una vecina recordaba ayer que para un bautizo, el párroco les había pedido cubrir un folio con los datos y supone que esos son los papeles a los que se pudo referir el nuevo sacerdote. Piensa que quizás el cura tenía recogidos de alguna manera los datos de los sacramentos dispensados, las altas y las bajas, pero no los había pasado al libro parroquial, que llevaba años en blanco. Ayer había quien comentaba: «Pobre, co bo que era, que pensaría se levanta a cabeza e se decata deste barullo». Los vecinos solo tienen palabras de cariño para el fallecido sacerdote, que durante la mayor parte de su vida ejerció su ministerio en Artoño y que cuando murió, a los 71 años, llevaba también las parroquias de Berredo, Eidián, Basadre, Ramil y Santa Comba. Todos alaban su generosidad, su don de gentes y su labor, «sempre disposto a axudar». A los vecinos les sabe mal verse en esta situación y temen emborronar la memoria de su querido sacerdote.

Comprobaciones

Hay quien calcula que la mayoría de los datos sí están registrados por otra vía en el juzgado. Otro cantar son los bautizos, las comuniones o las confirmaciones. Alguno inició ya comprobaciones en el juzgado de Agolada. Dicen que en estos años nadie tuvo problemas con ningún papel. Las gestiones fueron atendidas con amabilidad por el sacerdote, no se explican el «olvido» y lamentan que no le diera tiempo de arreglar los papeles antes de fallecer.