Pilar de Lara Cifuentes, la jueza que provoca seísmos en Lugo

D. Cela LUGO/LA VOZ.

GALICIA

La instructora del caso Carioca, que lleva también el de la red de traficantes de armas que vendía a narcos, trabaja callada y sin descanso ni concesiones

10 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Trabajadora con una gran capacidad de aguante y de sacrificio, educada, tremendamente discreta y reservada, no solo con su labor pública, sino también con su vida privada. Así la describen quienes conocen a la jueza Pilar de Lara Cifuentes. Llegó a Lugo, procedente de un juzgado de Mieres, en Asturias, al ascender a magistrada, y su trabajo posiblemente habría pasado desapercibido si el azar, o más bien el sistema de reparto de asuntos entre los tres juzgados de instrucción de Lugo, no hubiera asignado la operación Carioca al número 1.

Pilar de Lara Cifuentes, a diferencia de otros compañeros, no es nada amiga de salir en los medios de comunicación y de hecho no se prodiga precisamente en entrevistas. En las pocas declaraciones de las que ha quedado constancia desde que trabaja en Lugo no se refería precisamente a los asuntos que lleva entre manos -el último, la operación PPK contra la red de tráfico de armas ilegales que vendían a narcos, destapada esta misma semana-, sino a otras cuestiones más domésticas, como la carenciasde medios y de personal y las deficiencias informáticas de los juzgados.

Cuando efectuó estas quejas todavía no era consciente de que Minerva, el sistema informático de las dependencias judiciales, iba a ocasionarle uno de los numerosísimos quebraderos de cabeza vinculados a la investigación del caso Carioca. La documentación, en la fase de secreto de sumario, desapareció del sistema coincidiendo con la declaración de los más de 30 detenidos y 15 encarcelados. La magistrada pudo empezar a respirar cuando comprobó que había recuperado los datos. El incidente le sirvió también para tomar medidas.

Desenredar la madeja de la trama de los burdeles, con la toma de declaración a guardias civiles, policías locales, funcionarios, proxenetas, prostitutas, y hasta un ginecólogo, ha supuesto para Pilar de Lara una acumulación de horas de trabajo diurnas y nocturnas y cenas y almuerzos a base de comida rápida en su propio despacho para poder afrontar toda la tarea acumulada. La sobrecarga derivada de esta investigación, que le ha supuesto horas de interrogatorios, diligencias y registros, junto al trabajo diario de su juzgado y las guardias cada tres semanas, obligó a las altas instancias a buscarle un juez de apoyo, que, según fuentes consultadas, se incorporó hace apenas una semana.

La implicación en la trama de miembros de las fuerzas de seguridad del Estado y de funcionarios obligó a Pilar de Lara Cifuentes a tener que buscar apoyos -para sacar adelante sus investigaciones- en unidades policiales de fuera de Galicia. La medida generó algunas fricciones entre los agentes llegados de otros puntos de España y los locales, que quedaron excluidos. Tampoco le temblaron las piernas cuando efectuó registros en la Comandancia de la Guardia Civil de Lugo o en las dependencias de la Brigada Provincial de Extranjería, en comisaría, para revisar expedientes.

En su ritmo frenético de trabajo riguroso la jueza ha logrado contagiar la ilusión al grupo de funcionarios que tiene a su cargo, o al menos eso es lo que se deduce de los dos últimos concursos de traslados. En el anterior pidió cambio de destino solo una persona y en este último, aún sin resolver, parece que otra.

En determinados círculos de Lugo existe el temor ante la idea de una posible comparecencia ante esta jueza, de constitución física menuda y, según se asegura, profundamente religiosa. De hecho, existen quinielas acerca de quiénes podrían ser los próximos a los que cite a declarar.