Condenado a tres años de cárcel tras ser sorprendido seis veces sin carné y a 180 kilómetros por hora
GALICIA
José Manuel López Vega tiene 22 años y jamás se presentó al examen de conducir. Pero conducía. En los últimos dos años lo sorprendieron hasta seis veces al volante, condenándolo por ello a distintas penas. Pagó multas y realizó trabajos en beneficio de la comunidad. Pero ahora es distinto. Su última actuación a los mandos de un coche lo llevará a la cárcel, pues un juez lo condenó a tres años de prisión.
Su último juicio se refería a unos hechos sucedidos el pasado 12 de mayo, la última vez, que se sepa, que López Vega cogió su coche, pues tiene uno en propiedad a pesar de carecer de permiso. Según la sentencia, este joven circulaba a medianoche por la carretera AC-552, donde, a la altura del punto kilométrico 23, fue sorprendido por agentes de la Guardia Civil, que ya estaban cansados de conocer al procesado. Así que comenzaron a seguirlo en un coche camuflado, iniciando una persecución con sirena. Pero el imputado hizo caso omiso y aceleró, superando los 180 kilómetros por hora en una vía en la que el tramo más rápido permite solo hasta 100.
Con la Guardia Civil pisándole los talones, el infractor salió de esa vía para incorporarse a la AG-55, en dirección a Fisterra, aumentando todavía más la velocidad y «poniendo en peligro al resto de usuarios de la vía». Por ahí condujo hasta llegar a la salida de la carretera que une Carballo con Malpica. Allí lo esperaba otra patrulla de la Guardia Civil. Y si no fuese por un rápido giro de los agentes, se hubiese producido un accidente «de incalculables consecuencias», pues el procesado aumentó la velocidad y se fue frontalmente hacia ellos, por lo que la patrulla tuvo que echarse a un lado.
Así continuó hasta entrar en las calles de Carballo, donde el ahora condenado prosiguió con su conducción veloz. Al llegar a la calle Enrique Labarta Pose, aparcó el vehículo y emprendió la huida a pie.
No le valió de nada. Los agentes lo reconocieron, fueron a por él a casa y lo llevaron al banquillo de los acusados, donde el procesado reconoció los hechos.