«El coche salió corriendo como un trueno»

A. Martínez BAIONA/LA VOZ.

GALICIA

13 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Alfredo Rial Rodríguez, vecino de Panxón, fue el único testigo del accidente y afirma que aún no se ha recuperado del susto. Este trabajador de la construcción de 30 años de edad y que actualmente se encuentra en el paro acudió la tarde del martes a pasear por el mirador para relajarse. Llegó a las cinco de la tarde y, aproximadamente una hora después, se fijó en que otro vehículo aparcaba junto al suyo.

Giró la cabeza y vio que dentro había una mujer con dos niñas dentro del turismo, pero no le dio ninguna importancia. «Fue darme la vuelta para seguir contemplando el mar y verlo salir corriendo como un trueno; no me creía lo que acababa de ver y avisé a la policía», recordaba ayer. Segundos después llegó el abuelo de las niñas en su coche a gran velocidad y se bajó del vehículo para socorrer a las víctimas. Él fue detrás y bajó rápidamente. «Me temía lo peor, pero afortunadamente estaban todas bien, las pequeñas debían llevar puesto el cinturón de seguridad», asegura. Alfredo cogió a la niña mayor.

«Agárrate fuerte»

«''Tengo miedo'', me decía la chiquilla y yo le contestaba: agárrate fuerte que no te va a pasar nada». Una vez que llegó a lo alto del acantilado, pudo ver que ya habían llegado ambulancias del 061 y la Guardia Civil.

Uno de los agentes del instituto armado también bajó a toda velocidad hasta las rocas y consiguió rescatar a la niña pequeña. «Actuamos como en cualquier otro accidente, velando por la seguridad de las víctimas; vimos que las niñas estaban bien», destacó ayer el agente del puesto baionés.

A Alfredo Rial no le cabe ninguna duda de que la conductora se precipitó voluntariamente al barranco. «No se lo pensó dos veces, sabía a lo que venía. No fue un accidente. Es imposible que si el coche se le hubiera calado hubiese salido despedido de esa manera. Se quedó aparcada a 15 metros del terraplén y después le metió un gran acelerón al coche y tiró el teléfono móvil al suelo. Igual pudo haber sido peor. Menos mal que la marea estaba baja», recordaba ayer. También relató cómo la mujer quiso volver a tirarse a las rocas una vez que fue rescatada del acantilado.

«Ha sido una experiencia que no me acabo de creer, estoy alucinado con el tema», relató, todavía afectado por el nerviosismo.