Condenados a perder tiempo y dinero al volante

S. Lorenzo

GALICIA

La deficiente planificación de los accesos a las ciudades y polígonos, que permanecen prácticamente igual que hace 15 años, y la ausencia de un transporte público competitivo penalizan a los gallegos

31 mar 2010 . Actualizado a las 10:07 h.

Está fuera de su agenda laboral, pero es una penalización directa al bolsillo que decenas de miles de gallegos soportan cada día por culpa de unos accesos superados por la expansión del parque automovilístico, de la ausencia de un transporte público competitivo que permita prescindir del vehículo privado y, en consecuencia, de un abuso en el empleo del coche.

El mapa de los grandes atascos refleja los otros puntos negros de una red viaria gallega que, en los accesos urbanos y de polígonos industriales, apenas se ha modernizado en los últimos 15 años. La única obra de envergadura en marcha, la tercera ronda de circunvalación de A Coruña, estará lista con un mínimo de cinco años de retraso. En Ourense, Ferrol y Santiago, donde está en construcción el túnel de O Hórreo que aliviará el acceso sur, las nuevas autovías han trasladado los problemas de congestión a vías urbanas incapaces de absorber el tráfico.

Alternativas reales al coche

La Xunta asume que el problema va a más y grava al ciudadano con un peaje económico y de tiempo. Su apuesta pasa por potenciar un transporte público metropolitano que sigue lastrado por una implantación limitada y un funcionamiento poco competitivo para servir de alternativa al vehículo privado. La idea del Gobierno autónomo es completar esa oferta y estimular su uso con aparcamientos disuasorios en el entorno de las ciudades, donde los conductores podrán dejar el coche para desplazarse hasta el centro en el transporte público.

A medio plazo, la estrategia de la Xunta también contempla la puesta en marcha de trenes de cercanías, reciclando las líneas férreas que queden en desuso con la llegada del AVE, y la implantación del metro ligero en A Coruña, Vigo y Santiago.

Una avenida que soporta 160.000 coches diarios

Las principal arteria de entrada a la ciudad de A Coruña es la avenida de Alfonso Molina, que cada día soporta el paso de 160.000 vehículos. Además de ser la carretera principal de entrada a la urbe, esta avenida sirve para conectar a los automovilistas con los polígonos de la Grela y Pocomaco, lo que provoca que la saturación de esta vía se alcance sobre todo en coincidencia con los horarios laborales de entrada y salida. Así, entre las siete y las diez de la mañana, y a partir de las siete de la tarde, las caravanas de coches impiden que la velocidad de circulación supere los veinte kilómetros por hora en la mayoría de los tramos de Alfonso Molina.

Problemas en el tramo urbano de la AP-9 y O Hórreo

Las comunicaciones norte-sur a través del tramo urbano sin peaje de la AP-9 y del vial periférico de la ciudad están colapsadas en horas punta. En la actualidad, la situación se agrava debido a las obras de construcción del túnel de O Hórreo, que obligan a muchos vehículos a coger la autopista para moverse de un lado a otro de la ciudad. Más de 50.000 vehículos pasan cada día por este tramo -Fomento tiene ya el proyecto para ampliarlo- y muchos de ellos se agolpan en la exigua conexión de la AP-9 con el periférico en San Lázaro, el principal punto de atasco. Por los insuficientes accesos de Santiago se mueven diariamente más de 100.000 coches.

Un puente colapsado y sin alternativa

El puente de Rande es una bonita imagen de postal, pero es una mala opción para los 60.114 conductores que lo cruzan cada día, por término medio. Cuando se inauguró en 1978 los mejores augurios situaban su capacidad máxima en 65.000 vehículos diarios. Años después, el puente se ha quedado desfasado. De ahí que hayan surgido alternativas. El bipartito proyectó crear un tercer carril en cada sentido, que aligeraría el tráfico diario de entrada a Vigo desde el norte. El Gobierno del PP descarta esa opción y se inclina por la autovía interior Vigo-A Coruña, la A-57. Pero de momento no hay obras. Este verano, 77.000 personas volverán a sufrirlo cada día.

Infraestructuras en marcha tras años esperando

Cinco grandes tapones afectan al tráfico en Pontevedra, en todos los casos para acceder a la ciudad. El mayor es el nudo de O Pino, un entronque en el que confluyen 50.000 vehículos al día. Tras años de espera, el Ministerio de Fomento por fin se dispone a iniciar las obras para acabar con este punto negro. También son habituales los colapsos -y están en marcha soluciones- en la carretera de Ourense (40.000 coches diarios), el puente de A Barca (20.000) o el nudo de Bomberos (20.000). Y en el eje que conforman, ya en el casco urbano, el puente de Os Tirantes y la calle José Malvar, que registra el tránsito de 40.000 vehículos.