Los ex alumnos escriben cartas de agradecimiento una vez que han recuperado la libertad

La Voz

GALICIA

14 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Cuando un preso decide que quiere asistir a clase lo primero que debe hacer es escribir una instancia a modo de solicitud. La dirección de la escuela lo incorpora a una base de datos y le realiza una prueba para asignarle un nivel en el programa de estudios. Una entrevista personal completa esta fase del proceso. Cuando queden plazas libres pueden comenzar en el aula. Para ello, desde la escuela se elaboran listados del alumnado por clase, que se remiten a la dirección de la prisión, que, a su vez, facilitan a los funcionarios para recoger a los presos en sus módulos y trasladarlos al sociocultural, donde se ubica la escuela. Estas listas se revisan mensualmente, ya que se producen bajas frecuentes por puestas en libertad, traslados o enfermedad. «Comezas o curso cunha xente e podes rematalo con outra moi diferente», explica el director de la escuela, José Antonio González.

Algunos de los presos se acuerdan de la escuela una vez recuperada la libertad y escriben para agradecerlo. Es el caso de Lorena, una mujer que envió una carta a sus ex profesores para contarles lo mucho que le estaba ayudando lo que aprendió en sus clases a la hora de rehacer su vida. Un caso similar es el de Witold, un polaco que fue extraditado a su país y desde su nueva cárcel escribió a sus antiguos maestros. Todos permanecen en la base de datos de la escuela. «Nunca os borro -dice González-, nin sequera cando temos noticia de que morreron». Superan ya los 2.000.