Al centro de reducción de daños que gestiona Médicos do Mundo en Vigo -que proporciona una ducha, ropa, desayuno, peluquería y lavandería- ya no llegan solo consumidores de drogas. En el último año se les han sumado muchas personas sin hogar. «Ya son la mitad de los que atendemos, la mayoría inmigrantes que perdieron su trabajo y que, sin subsidio ni apoyo familiar, no tienen más opción que vivir en la calle», explica Raúl Torres, coordinador en Galicia de Médicos do Mundo.
El paro vuelve a aparecer en escena. «Es lo que hace que todo alrededor de una familia se vaya desmoronando. Es una cadena», afirma Patxi Hurtado. Por ello, el responsable de Ecos do Sur asegura que también han crecido las peticiones de ayuda por parte de inmigrantes en su servicio de empleo. «Las solicitudes se han triplicado y hemos registrado más de 4.000 consultas este año. El sector de la construcción, el más afectado por la crisis, es el que acogía a más inmigrantes», recuerda Hurtado.
La espiral del paro, como apunta Juan José Fernández, de Cáritas en Mondoñedo-Ferrol, ha llevado a muchas personas a pedir a la organización que asuma el pago de sus hipotecas. «En muchos casos se trata de inmigrantes a los que no les iba mal y decidieron comprar una vivienda. Ahora no pueden afrontarlo», señala. «Y la situación puede empeorar porque hay muchos que no podrán aguantar el año que viene. Las peticiones de ayuda pueden aumentar más», concluye.