El suceso explicaría la ausencia en la causa de papeles clave como las pólizas del seguro, que aún se están buscando
14 nov 2009 . Actualizado a las 15:42 h.La empresa de salvamento holandesa Smit, contratada por el armador del Prestige para gestionar el rescate del petrolero, reconoce en un informe presentado en la causa penal francesa que se llevó abundante documentación del buque el día 16 de noviembre por la tarde para entregársela al dueño del barco, dos días antes de que tres funcionarios del Gobierno intentaran recuperar los papeles del petrolero de cara a la instrucción judicial del accidente.
Como si se tratara de una trama de espionaje y no del salvamento de un barco que amenazaba con derramar 77.000 toneladas de fuel, tanto los salvadores holandeses como los españoles estaban preocupados por el destino de la documentación, aunque por motivos diferentes. Unos para impedir que trascendieran informaciones delicadas y otros para investigar el estado del buque, sus pólizas de seguros, las revisiones y las comunicaciones con el armador.
El informe presentado por la empresa holandesa en el juzgado de Brest fue remitido recientemente al de Corcubión e incorporado a la causa tras la preceptiva traducción, de ahí que hasta hace poco tiempo no fuera tenido en cuenta por las partes personadas en el procedimiento. El informe es una cronología detallada de las operaciones del equipo de salvamento desde que se desplazó a Galicia desde Róterdam -al día siguiente del accidente, el 14 de noviembre del 2002- hasta que el buque comenzó a partirse, cinco días después. Además, sirve para paliar la escasa información que sobre las actividades de la empresa de salvamento había en el juzgado español.
Así, a las 16 horas del 16 de noviembre del 2002, el informe revela que un miembro del equipo de salvamento «ha recuperado los libros de a bordo del puente y de las máquinas en el camarote del comandante [capitán] antes de abandonar el buque. También han recuperado un dosier con los faxes entrantes y salientes». Hay que recordar que el Gobierno no pudo hacerse con una copia del libro de navegación hasta días después, que curiosamente estaba en poder de un letrado del Fidac. Todos esos documentos, se asegura en el relato de los hechos, «han sido entregados a los representantes del armador para que los guarden en un lugar seguro y no se hagan copias».
Dos días después, el 18 de noviembre, el documento detalla que el «personal de guardacostas español» había subido a bordo del buque «con el fin de recuperar documentos y tomar muestras del cargamento». En realidad fueron tres funcionarios de Marina Mercante. Uno de los que estuvo en el barco aquel día, Francisco Alonso, recuerda que en una de los despachos del barco encontraron copias de algunos documentos, entre ellos algunos faxes enviados al armador sobre el mal estado del buque que han tenido gran importancia en la instrucción judicial. Sin embargo, admite que es probable que los técnicos de Smit pudieron haberse llevado información de gran valor sobre el barco y la empresa armadora.
De hecho, el juzgado de Corcubión aún está buscando mediante comisiones rogatorias al Reino Unido las pólizas del seguro del Prestige y en la causa se echan de menos buena parte de los faxes enviados desde el barco a la empresa armadora. Gracias a Smit quizás estén a buen recaudo en Grecia.
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