Un constructor se fuga y deja sin casa en Bergondo a 8 familias

GALICIA

Los compradores habían entregado 360.000 euros a modo de anticipo

29 ago 2009 . Actualizado a las 18:44 h.

Javier Encabo Andrino, el principal responsable de la firma Promogeser S.L., está desaparecido desde hace meses. Días antes de su fuga, las obras en los ocho chalés que construía en A Campiña, una parroquia del municipio coruñés de Bergondo, habían empezado a ralentizarse. Poco después se paralizaron definitivamente. Fue entonces cuando el banco que respaldaba la urbanización comenzó a llamar a los compradores para informarles de que se había perdido el rastro del constructor.

Encabo Andrino está reclamado por decenas de juzgados de España. Solo en A Coruña, se quedó con los 360.000 euros que le entregaron las ocho familias como adelanto por su chalé y dejó buena parte de las obras sin pagar. Una de las últimas denuncias interpuestas en los juzgados coruñeses es la de la persona que se encargaba de las labores comerciales y de vender las casas abandonadas en Bergondo. Esta mujer llegó a comprarle a su jefe otra promoción inacabada en la misma parroquia.

El promotor también acumula sentencias condenatorias, como la fechada el pasado 27 de mayo, que le obliga a pagar más de 3.000 euros al demandante. No obstante, los compradores de la urbanización bergondesa tienen pocas esperanzas de recuperar sus entregas. «Mi abogada y el propio banco me advirtieron de que es prácticamente imposible, porque se ha declarado insolvente y está en Suiza», detalla Arturo Pérez, que ya ha acudido a dos juicios a los que el empresario dio plantón.

Este comprador asegura que se está enterando ahora de que las casas, además, sumaban más de una ilegalidad, ya que el modelo edificativo no se ajusta a lo permitido en la parcela, el sistema de saneamiento -pozos negros individuales- no está permitido y la instalación para tener suministro eléctrico -que supera los 60.000 euros- nunca se ejecutó.

Los terrenos en los que se ubica la urbanización pertenecieron a la Diputación hasta que un empresario coruñés los compró y, después de que se recalificasen en el plan general vigente, se vendieron a esta promotora, con sede en Madrid.