El juez militar quiere archivar la causa por la explosión en la fragata «Extremadura»

Francisco Varela

GALICIA

Las familias de los dos fallecidos y el fiscal habían pedido el procesamiento del jefe de máquinas

10 jun 2009 . Actualizado a las 13:25 h.

El Juzgado Togado Militar Territorial número 41 de A Coruña ha propuesto el sobreseimiento de la causa por la explosión ocurrida en la fragata Extremadura en la madrugada del 19 de diciembre del 2005, y a raíz de la cual murieron dos de los tripulantes del buque. El juez militar coincide con el criterio de la defensa. No así con los representantes de las familias de las víctimas, que se oponen a que se cierre el caso, al igual que el fiscal, por entender que al menos un oficial de la fragata debe responder penalmente por lo ocurrido: el jefe de máquinas, teniente de navío Pablo Varela Sánchez.

La fragata, perteneciente a la serie Baleares que modernizó la Marina de Guerra española en la década de los setenta del pasado siglo, se encontraba atracada en el Arsenal de Ferrol. El domingo 18 de diciembre del 2005, el mencionado oficial ordenó iniciar la maniobra de arranque del buque porque estaba previsto que al día siguiente se hiciese a la mar, acompañando a otra fragata en pruebas. Iba a ser un viaje corto, por aguas próximas a la ría, porque la Extremadura ya no estaba para muchos trotes.

Este modelo de barcos funcionaba con turbinas a vapor. Por ello, la maniobra consistía en el proceso de sobrecalentar vapor a altísimas temperaturas durante horas. Pero sobre las dos y media de la madrugada, uno de los principales conductos de una de las calderas reventó y mató al cabo primero Pérez Castrillón, vecino del País Vasco, y al marinero coruñés Ricardo Noval Garel.

Los indicadores

No obstante, durante las horas previas se produjeron significativas señales de alarma que, a juicio de la letrada que ejerce la acusación por el marinero Noval y del fiscal, fueron desoídas, sobre todo lo que técnicamente se denomina contaminación por cloro, que alcanzó el nivel 12 cuando si se acerca a 2 es ya mal síntoma.

A pesar de todo, no se dio la voz de alarma ni se atendió la advertencia del cabo Gago, buen conocedor del funcionamiento de este tipo de buques. Incluso, explica la letrada Eva Añón Bouzas, el jefe de máquinas permaneció en su casa dando órdenes telefónicas para que se continuase con la maniobra de arranque y no pisó el buque hasta tiempo después de la explosión. La defensa del teniente de navío ha pedido el sobreseimiento definitivo porque desvincula la decisión de apagar o no las calderas con la explosión y deriva la responsabilidad al equipo de guardia ante tal emergencia y añade que «no consta en ninguna norma que el jefe de máquinas deba estar presente durante el proceso de encendido».

Los peritos

Así las cosas, el tribunal se inclina por esta opción al considerar que los peritos apuntaron que la causa del reventón se debió a «fatiga de materiales» ocasionada por el choque térmico a que se someten. El tribunal concluye también que «no existe» relación entre los niveles de contaminación por cloro, reflejo de alguna fuga en los circuitos, y el accidente ocurrido. La acusación insiste en señalar al oficial como supuesto autor de un delito contra la eficacia del servicio, previsto en el Código de Justicia Militar, que castiga al profesional que, por impericia o negligencia, incumpliere sus deberes técnicos dentro de las Fuerzas Armadas. Criterio que también ha aceptado en los últimos meses el fiscal militar, que también pide el procesamiento.

Pese a ello, el juez propone el sobreseimiento definitivo de las actuaciones, lo que solo dejaría abierta la posibilidad de reclamaciones administrativas por las muertes y una sanción disciplinaria. La familia del marinero Ricardo Noval Garel ha respondido en sus alegaciones pidiendo que continúen las diligencias porque nada tiene que ver un procedimiento disciplinario con una causa judicial. «Es indiscutible que los manuales -añade la letrada- indican que ante niveles de cloro altos hay que apagar e incomunicar». Estima que existe una relación directa entre haber desoído las advertencias de peligro por los niveles de cloro y continuar con la maniobra de encendido. La fragata Extremadura , ya fuera de servicio, permanece atracada en un muelle del Arsenal. Una fundación de Santander la había solicitado para transformarla en un museo flotante para acercar a los niños al mundo del mar.