«No justifico a mi madre, pero la entiendo»

GALICIA

Habla la hija de María Teresa Sola, la coruñesa que mató a su marido golpeándolo con una pesa.

04 jun 2009 . Actualizado a las 13:25 h.

Hace una semana su madre la llamó por teléfono para decirle que acababa de matar a su padre. Fue «dramático», pero se lo esperaba. Susana Vilar vivió siempre con el presentimiento de que el matrimonio de sus padres podría acabar como acabó, «aunque pensaba que sería él y no ella» quien terminaría en la cárcel. Apoya a su madre porque «durante 35 años fue una persona maltratada física y psicológicamente». Por eso afirma que «el verdadero culpable de lo que ocurrió es él». «Solo ella y yo sabemos lo mal que lo hemos pasado», dice una mujer destrozada.

-¿Qué le ha dicho su madre tras el suceso?

-Está destrozada, hundida. No hizo más que pedirme perdón por lo que hizo y yo no le tengo nada que perdonar. Está más preocupada por mí que por su situación.

-¿Qué le ha podido pasar por la cabeza para hacer algo así?

-La desesperación, la locura de soportar 35 años de malos tratos físicos y psíquicos. Llegó a un límite y pensó que o su propia vida o la de él. Tuvo que ser un momento de auténtica locura. Mi madre es una señora que jamás tuvo el más mínimo problema con nadie, que veía una gota de sangre y se mareaba.

-¿Por qué a lo largo de 35 años de malos tratos nunca lo quiso denunciar?

-Porque vivía atemorizada por él. Le tenía un pánico atroz. Estaba convencida de que si le planteaba la separación o se atrevía a denunciarlo la mataría. A ella y a mí; porque las dos lo sufrimos. Solo ella y yo sabemos lo mal que lo hemos pasado. Mi padre se pasó la vida amenazándonos de muerte. No hace mucho llamé al 016, el número de mujeres maltratadas, para informarme. Me animaron a denunciar, pero tuve miedo. No me dieron garantías de que mi padre no volviese a por mi madre.

-¿Qué ocurrió la noche del pasado miércoles?

-Ese día había ido a comer fuera y mi madre me llamó alterada. Me contó que habían vuelto a discutir. Le pregunté si quería que fuese a verla, pero me dijo que no. Volví a llamarla después y la noté muy nerviosa. Tenía pánico. Fui hasta su casa y hablamos en el portal. Me tranquilizó y me animó a que fuera a ver la final de la Liga de Campeones. No quise subir al piso porque mi padre y yo no nos hablábamos desde hace tres años. Luego, a medianoche, mi madre me llamó para contar lo que había hecho y nos presentamos en comisaría.

-¿Cómo era su padre?

-Una persona antisocial, dominante, sin amigos. Un maltratador que no podía ver a las mujeres. Nunca fue una persona normal, pero la jubilación agravó muchísimo su mal carácter.

-Pero los vecinos dicen que en su casa nunca se oyó un grito o que sucediese algo que les llevase a pensar que se producían malos tratos.

-Mi padre era una persona fría y calculadora. Sabía cómo maltratarnos. Mi madre nunca tuvo el ojo morado, pero jamás pudo salir de casa en manga corta por los moratones de sus brazos. No gritaba, lo que hacía era humillar, insultar, taparnos la boca y la nariz haciéndonos creer que nos iba a ahogar. Yo me he ido de casa muy joven porque no podía vivir así, con ese pánico. Jamás tuvo una conversación con nosotras. En casa, cuando no maltrataba, se ponía a ver la tele en la cama levantando pesas. Estaba obsesionado con el deporte. Y con hacernos daño.