Reciclaje entre rejas para los infractores de la carretera

GALICIA

Quince condenados por delitos de tráfico se reeducan en la prisión ourensana

21 may 2009 . Actualizado a las 02:30 h.

Los últimos cambios legislativos relativos a las consecuencias penales de algunas infracciones que se cometen al volante -abuso de alcohol, conducciones sin carné o excesos de velocidad- han supuesto un antes y un después no solo en la vida judicial, con la multiplicación de procesos contra conductores, sino también en la realidad carcelaria. Así, si hasta hace algunos años era poco frecuente que ingresasen en los centros penitenciarios internos con delitos de tráfico en su haber, en la actualidad es más que habitual que esto ocurra.

Prueba de ello es que, a día de hoy, en la cárcel provincial de Pereiro de Aguiar, en Ourense, hay ya veinticinco presos condenados por infringir las normas de seguridad vial y, en último término, por haber puesto en riesgo la seguridad del resto de los conductores o peatones. En todos los casos se trata de infractores reincidentes, a los que previamente ya se había condenado a pagar multas o a hacer trabajos en beneficio de la comunidad.

Fruto de esta nueva realidad, la jefatura provincial de Tráfico y la dirección del centro penitenciario han decidido poner en marcha una iniciativa pionera en las cárceles gallegas con la que se pretende que estos reclusos puedan reeducarse, garantizando así, en la medida de lo posible, que cuando salgan a la calle hayan dejado atrás las conductas temerarias que los llevaron a estar entre rejas.

Los quince alumnos escogidos para este curso, todos varones con edades comprendidas entre los 27 y los 51 años, comenzaron ayer sus clases. Durante los próximos cuatro meses la coordinadora de educación vial de la jefatura provincial de Tráfico, Sinda Aguiar, se encargará de inculcarles algunos conceptos y, sobre todo, de mostrarles las consecuencias del mal comportamiento al volante.

El testimonio de una víctima

«Aquí no se trata de aprender a conducir, sino de saber conducirse en unas condiciones determinadas», explicaba ayer la profesora a sus alumnos, que durante un día a la semana deberán dejar sus ocupaciones habituales dentro de la prisión para participar en el taller, siempre de forma voluntaria y sin que ello les permita obtener algún tipo de beneficio carcelario. Dado que las condenas de muchos de ellos son inferiores a un año de prisión, resulta crucial que la formación destinada a su reeducación se desarrolle cuanto antes.

La prevención en el uso del alcohol o las drogas -presentes como trasfondo en gran parte de los delitos de tráfico- o el conocimiento real de las cifras de siniestralidad vial serán algunos de los asuntos que se revisen durante el curso, que pretende ir más allá del aprendizaje técnico, para intentar incidir en la conciencia de los participantes. «Por si alguno de vosotros nunca lo había pensado, que sepáis que hay personas que están muy mal a causa de una mala conducta en la conducción», recordaba ayer Sinda, quien ya anunció a sus alumnos que un lesionado medular participará en el curso para contar su experiencia.

Así, conociendo el drama de las víctimas de primera mano y teniendo a su alcance originales herramientas que les permitirán incluso hacer sudokus relacionados con el tráfico, se pretende que los reclusos regresen dentro de un tiempo a la sociedad, y a la carretera, con las mejores garantías de que no van a volver a poner en peligro la seguridad vial. El diploma será que nunca tengan que volver a prisión.