Después de día y medio de deliberaciones, el tribunal popular decidió absolver a los cuatro miembros de una brigada de extinción de incendios de A Fonsagrada acusados por el fiscal y la Xunta de ocasionar de forma intencionada tres fuegos en la madrugada del 20 de julio del 2005. Los imputados se enfrentaban a una petición global de pena de 16 años de prisión. Su defensa, durante las dos sesiones de la vista, se basó en que esa noche se fueron de barras americanas a O Corgo, después de haber participado en una cena.
La «falta de indicios y las contradicciones apreciadas entre todas las partes» fueron los motivos esenciales que expuso el jurado como causa de la absolución. De las once preguntas que formaban parte del objeto del veredicto, únicamente dos fueron resueltas por unanimidad.
Los nueve jurados con voto únicamente consideraron cierto que hubo dos focos de fuego que no llegaron a propagarse, y en cuanto al tercero, establecieron como no probado por 7-2 que se extendiese. También dieron como probado, por mayoría de 8-1, que el procedimiento tuvo una duración excesiva, «debido a un déficit de la Administración de Justicia que ha provocado un perjuicio en los acusados».
Por seis votos contra tres, declararon como no probado que los acusados hubiesen prendido el fuego que les imputaba el fiscal. En la votación para decidir la culpabilidad o no de cada uno de los acusados, los resultados fueron distintos. Así, por ejemplo, solo uno de los jurados consideró responsable a D.?M.?A., de 64 años, el mayor de los imputados. Dos miembros del tribunal entendieron que otro acusado, J.?D.?Q., tuvo participación en los hechos. Por último, tres de los jurados consideraron culpables a los otros dos brigadistas, R.?L.?A y J.?G.?V.
Pruebas no convincentes
El tribunal, que debatió y analizó largamente todas las pruebas que le presentaron (solo de carácter indiciario), consideró que no resultaban convincentes para una condena. El fiscal y la Guardia Civil se ampararon en las contradicciones de los enjuiciados, como, por ejemplo, que cuando los detuvieron no todos fueron capaces de decir el nombre de los clubes nocturnos en los que estuvieron, ni tampoco el trayecto que habían seguido. También presentaron como prueba que uno de ellos tenía algunas manchas en la ropa, que en el maletero del vehículo iba una mascarilla antihumo y que en el vehículo sospechoso había polvo que creían que era de circular por pistas forestales.
Los jurados no consideraron convincentes las explicaciones del instructor del caso, que dijo que habían hecho averiguaciones en los clubes de alterne de O Corgo, horas después de la detención de los cuatro brigadistas, en los que les dijeron que los imputados no habían estado esa noche. Los acusados mantuvieron que sí fueron a dos clubes, en los que tomaron unas consumiciones, aunque solo aclararon quién había pagado.
Para que el juicio pudiera celebrarse fueron movilizadas una veintena de personas, entre las cuales seleccionaron a los once jurados (solo votan nueve).
Los daños
Los fuegos por los que se acusaba a los cuatro brigadistas quemaron poco más de hectárea y media, los daños (que nadie reclama) apenas llegan a los 1.500 euros y los gastos de extinción causados a la Xunta no llegan a los 1.000 euros.