Brasileños y rumanos controlan el tráfico de mujeres para la prostitución

A. Aróstegui

GALICIA

26 mar 2009 . Actualizado a las 09:02 h.

En los últimos años se ha venido detectando en Galicia un incremento de la prostitución, así como un rejuvenecimiento de los clientes de este tipo de servicios. Las organizaciones dedicadas al tráfico de mujeres están formadas por brasileños y rumanos que actúan en connivencia con los dueños de los clubes de alterne.

Las unidades de la Guardia Civil y de la Policía Nacional dedicadas a investigar en este campo han identificado desde el 2005 a dos millares de mujeres que ejercían la prostitución en la comunidad, de las que el 95% son extranjeras. Brasil es con gran diferencia el país de donde proceden la mayoría de las mujeres -es el caso de María Socorro, asesinada en Ourense-, seguido a gran distancia de Colombia y la República Dominicana. En los últimos años, se ha observado un incremento del tráfico de jóvenes procedentes de los países de Europa del Este, donde Rumanía encabeza este desgraciado ránking.

La Fiscalía Superior de Galicia informó de estos datos tras la reunión mantenida por su titular, Carlos Varela, con la fiscala de Extranjería de Vigo, Susana García; el director de Inspección de Trabajo, Carlos Doménech; y representantes de las brigadas de Extranjería de la Policía Nacional y la Guardia Civil. En el encuentro se fijó un protocolo para prevenir el tráfico de mujeres con fines de explotación sexual y dar asistencia a las víctimas.

En los casos detectados en Galicia, la mayoría de las mujeres son captadas en sus países de origen por grupos criminales organizados que han visto en el tráfico de seres humanos un negocio que reporta pingües beneficios.

Punto de destino

En el informe de la Fiscalía queda patente que Galicia no es puerta de entrada sino punto de destino de las mujeres que ejercen la prostitución. Las que proceden de Latinoamérica evitan los vuelos directos y lo hacen a través de terceros países del espacio Schengen. Desde Brasil es frecuente hacer escala en París para luego dirigirse a los aeropuertos de Vigo, Bilbao o Madrid. Sin embargo, el trasiego desde Europa del Este se suele realizar por carretera, bien en autobús o furgoneta. Las redes rumanas cuentan con especialistas en buscar jóvenes que carecen de medios económicos o tienen cargas familiares, a las que prometen fabulosos ingresos. Estos individuos confían sus víctimas a los transportistas , en muchos casos los conductores de los autobuses en los que viajan a España, donde les espera otro miembro del grupo que paga el viaje y las conduce a los clubes de alterne.

El modus operandi de las mafias brasileñas es similar. Las jóvenes son captadas con la promesa de los cuantiosos ingresos que obtendrán en poco tiempo, pero la realidad es que deben hacer frente al viático , es decir, la deuda contraída por el billete de avión, el dinero en efectivo para mostrar en los controles aduaneros y la reserva hotelera con la que justifican su estancia como turista en España. Cuando llegan al club, la realidad es otra: la deuda en ocasiones triplica la cifra, por lo que deberán ejercer la prostitución a diario, incluso estando enfermas, sin poder abandonar el recinto. Incluso a veces son multadas si no cumplen los objetivos.

Por otra parte, se ha detectado un traspaso de las mujeres de los clubes de alterne a pisos de tapadillo, donde el control policial es más difícil, ya que para acceder a ellos es necesaria la preceptiva orden judicial de entrada y registro.