Censo a cero en 93 aldeas orteganas

GALICIA

Ortigueira es el concello gallego donde mayor número de núcleos fueron deshabitados en esta década. La crisis del campo y el envejecimiento poblacional son las causas

07 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Argimiro López Méndez está, a sus 52 años, entre los vecinos más jóvenes de Couzadoiro, una parroquia ortegana de montaña, en la que los lugares despoblados son muchos más que los que tienen vida. Ortigueira es el concello gallego donde, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), mayor número de núcleos se han quedado con el censo a cero en esta década, en concreto, más de una treintena. Estos se suman a los que, desde antes del año 2000, ya eran aldeas fantasmas en Ortigueira. Conclusión, 93 unidades poblacionales sin habitantes y más de doscientas casas abandonadas.

Argimiro López, Miro como se le conoce, es el alcalde de barrio de Couzadoiro -figura creada por el Concello para tener representantes en las parroquias-. Tiene claras las razones que motivan esta despoblación paulatina, la crisis del campo y el aislamiento de las viviendas, salpicadas por núcleos apartados de todo y de todos.

En Ortigueira, un municipio de 212 kilómetros cuadrados con 22 parroquias y 7.300 habitantes, se vacía el interior, no la costa. Las localidades que de forma irremediable año tras año ven debilitados sus padrones están radicadas en zonas de montaña. Son Couzadoiro, Devesos, As Neves, Insua, Mera de Arriba y O Ermo.

La mayoría de sus habitantes, explica Manuel Saa, técnico municipal encargado del padrón de habitantes, se dedicaban a la agricultura y a la ganadería, hasta que la crisis del sector los obligó a coger las maletas y mudarse al casco urbano ortegano o a municipios de Ferrolterra.

Recuerda Miro López que en Couzadoiro hace no tantos años se asentaban familias adineradas, «potentes», que vivían del campo. «En Xorres llegaron a vivir cuarenta personas, y ahora quedan dos hombres», explica. Son Manolo Costa, de 43 años, que vive con su tío, de 78. El primero recorre cada día a caballo un trayecto de cinco kilómetros hasta el centro de la parroquia, ya que la suya es la única vivienda que queda en el lugar.

Los jóvenes se marchan ante la ausencia de oportunidades laborales y la falta de muchas comodidades. «Mi hija está en A Coruña, y así todos», señala el vecino ortegano. La vida en esta localidad de montaña implica grandes desventajas, tales como que el panadero pasa cada dos días en algunos núcleos, el desplazamiento al casco urbano de Ortigueira se prolonga durante quince minutos y diez kilómetros, no hay centro de salud, y el transporte público no opera en esta zona. «Los taxistas se hacen de oro con nosotros. La mayoría son mayores y no puede coger el coche», señala el alcalde de barrio.

Elevada media de edad

La media de edad supera los sesenta años, y los pensionistas son mayoría, mayoría absoluta. Revela Miro López que de cien personas que viven en Couzadoiro, solo veinte no han llegado a la jubilación. El bus escolar va prácticamente vacío. «Solo se montan tres niños», dice.

Ni a López ni a Saa les extraña que Ortigueira sea el concello donde se despoblaron mayor número de núcleos esta década. Es una tendencia, afirma el técnico municipal, que se arrastra desde hace años. Esos habitantes que han dejado a cero el censo en estas aldeas son, con probabilidad, personas de elevada edad que han fallecido o vecinos que vivían solos a los que una enfermedad les robó su independencia. «Aquí cerca vive una pareja muy mayor, en cuanto falle uno se tendrán que ir con los hijos para que los cuiden», dice López.

Los orteganos que aún residen en las aldeas cuasiabandonadas tienen claro que quieren quedarse, lo que no saben es cómo convencer a sus descendientes para que hagan lo mismo y los censos a cero sumen números.