Cara a cara con el narco. Un asunto peliagudo. «Casi toda la gente a la que perseguimos son gallegos. Es gente de aquí. Una vez que los has descubierto... ¿Qué ganarían enfrentándose a ti? Lo normal es que tiren la mercancía, intenten escapar y que no haya enfrentamiento», explica J., el observador aéreo que también acumula muchas horas sobre las planeadoras del SVA. «Otra cosa sería que se hicieran con el control las mafias rusas o colombianas», matiza. Pero nadie apuesta porque eso vaya a ocurrir. Rara vez se interceptan tripulaciones extranjeras y las armas, aunque suelen usarse como método intimidatorio en un abordaje, prácticamente no se disparan nunca. Las ejecuciones que se dan con alguna frecuencia en Galicia son otra cosa: «Ajustes de cuentas, porque entre ellos mismos se roban. Ya pasaba con el tabaco. Igual tiran cien fardos y dicen que tiraron doscientos».