La mayoría solo estuvieron 48 horas y en ese tiempo lograron sacar el permiso de conducir

La Voz

GALICIA

22 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Lo que más sorpresa causó a los investigadores de la trama china fue que los 244 chinos empadronados apenas estuvieron 48 horas en la capital lucense. El empadronamiento era una de los requisitos indispensables que habían fijado en la Jefatura Provincial de Tráfico para poder presentarse al examen.

En dos días, los aspirantes al permiso de conducir cubrían los trámites de empadronamiento, hacían el examen y luego se marchaban. Los investigadores, que pidieron los datos al padrón referentes a varios años, intentan establecer cómo superaban algunos inconvenientes que, a priori, parecen insalvables. Se trata de la necesidad de comparecer personalmente en la oficina de empadronamiento para presentar toda la documentación.

Contrato de arriendo

Por aquel entonces, según informaron diversas fuentes, la exigencia para personas que estaban de alquiler era presentar el contrato de arriendo que, presuntamente, les entregaría la autoescuela y algún recibo pagado de agua o luz, que también les sería proporcionado por alguna de las personas implicadas en la trama. Actualmente los dos últimos trámites ya no los exigen.

La obtención del examen

Hasta ahora sigue siendo toda una incógnita la forma en la que conseguían el examen, toda vez que podrían existir varias posibilidades. Una de ellas es que les pasaran las preguntas y que la noche previa al examen las memorizasen. Al parecer, los chinos cometían pocos fallos o prácticamente ninguno.

La trama china tiene antecedentes en otras provincias españolas. Días pasados, la Justicia albaceteña condenó al coordinador de Tráfico de dicha provincia porque era él mismo quien decía las respuestas utilizando un bolígrafo. Si lo situaba a la altura de la cabeza, la respuesta era la epigrafiada con la A; si lo ponía en la cintura la B y con el brazo caído, la C. El jefe de Tráfico de Albacete había supervisado personalmente los exámenes y creía, según declaró, que se hacían legalmente.