«Yo vendí billetes a A Coruña a gente que iba con marroquíes»

GALICIA

Uno de los trabajadores de Renfe en la estación de Álava dice que atendió a personas acompañadas de menores inmigrantes

16 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

No sabe precisar si fueron tres, cuatro o cinco las veces que vendió billetes con destino a A Coruña a personas que se presentaban acompañadas de menores marroquíes. «Cuando salió la noticia empecé a darle vueltas a la cabeza y sí, es cierto lo que denuncian los gallegos», afirma uno de los trabajadores que desempeña su trabajo en el despacho de billetes de la estación de tren de Álava.

Más que eso, le causó extrañeza que nadie, ni la policía ni el Gobierno vasco, se dirigieran a él para preguntarle por este caso. «Claro, no voy a ser yo el que llame y me meta en un lío. Yo hago mi trabajo, que es emitir billetes», aclara.

La presencia de menores inmigrantes en la estación es muy frecuente. A veces viajan solos y otras acompañados. Este empleado ferroviario asegura que la venta de billetes a menores inmigrantes no solo se produjo de agosto a estas fechas, sino que esa práctica lleva años produciéndose. Y no solo a A Coruña, sino a otras muchas ciudades.

La ida, 42,80 euros

El precio del billete de ida del tren que recorre el trayecto entre Vitoria y A Coruña cuesta 42,80 euros. En alguna ocasión, según recuerda el trabajador, se compraban de ida y vuelta.

Uno de los menores que llegó a A Coruña se había presentado en la estación de San Cristóbal -el tren que sale de Vitoria todos los días a A Coruña lo hace a las 10.40 de la mañana y llega a su destino a las once de la noche- con una pequeña mochila, unas cuantas monedas y un papel con el membrete del centro Zabaltzen en el que se podía leer la dirección de la Policía Local de A Coruña. Personal de seguridad de la estación, al comprobar a la una de la madrugada que había un crío sin apenas abrigo rondando por la estación, llamó a los agentes municipales, que acudieron a San Cristóbal. Nada más preguntarle por lo que estaba haciendo, el menor les respondió que un educador del centro de menores de Vitoria le había comprado el billete y le había dado claras instrucciones de que al llegar a A Coruña pidiese su internamiento en una institución.

La policía llevó al menor, que no tenía ni pasaporte ni papel alguno que lo identificase, a comisaría, donde le tomó declaración. Les explicó que era de Tetuán y que llevaba un año en España tras entrar a nuestro país por Ceuta. Allí estuvo en un centro durante unas semanas hasta que lo enviaron a Madrid. De ahí, lo ingresaron de nuevo en el centro de menores de Vitoria. Llevaba unos meses y uno de los monitores le había preguntado si tenía amigos o familia en algún punto de España o Francia. Les contó que en Francia estaba su padre, pero llevaba años sin saber nada de él. Entonces, según declaró, le ofrecieron ir a un centro de menores en A Coruña. Y dijo que sí.

Ingreso en un centro

Dicho y hecho. En unos días, el mismo hombre que le ofreció esa salida lo acompañó a la estación de tren de Vitoria, le compró un billete de ida y vuelta y le dio en un papel la dirección de la Policía Local, adonde tenía que dirigirse para solicitar su ingreso en un centro.

El protocolo que ha de seguir la policía en estos casos es poner en conocimiento de la institución autonómica de Asuntos Sociales la presencia de un menor inmigrante. En unas horas, ingresaba en el Centro de Menores de Ferrol, donde están la mayoría de los 23 chicos que llegaron de igual forma desde el pasado mes de agosto a Galicia procedentes del centro Zabaltzen de Vitoria y el de Amorebieta.

Una vez en el centro, la Fiscalía de Menores comprueba su buen estado de salud y le realiza las pruebas para calcular su edad, en los casos en los que el menor no tenga papeles. «Casi todos tienen entre 16 y 17 años y una vez que ya no están desamparados, el asunto pasa al fiscal de Extranjería», asegura el fiscal encargado de Menores en A Coruña.