Medio centenar de obras pagadas con dinero público se pudren sin uso

GALICIA

El bipartito asegura que «ha heredado muchos muertos» con los que ahora apenas sabe qué hacer

16 nov 2008 . Actualizado a las 19:25 h.

Decenas de millones de euros gastados en obras e infraestructuras públicas de todo tipo y por todas las Administraciones se han despilfarrado en Galicia en los últimos años tras costearse proyectos que apenas tuvieron más uso que el acto con el que se declararon oficialmente terminadas el día de su inauguración. El caso del abandono y estado de ruina que sufre el Centro de Interpretación de la Naturaleza de O Porriño, desvelado el pasado domingo por La Voz, no es más que uno de los 42 ejemplos encontrados por este periódico de proyectos sin uso o no desarrollados y pensados únicamente en clave electoralista.

La Xunta, titular de la mayoría de las instalaciones que corren peligro de echarse a perder definitivamente por falta de uso y mantenimiento, asegura que muchas de ellas son producto de la Administración anterior (del PP) o de realizaciones asumidas por otros organismos sin un desarrollo posterior claro. «Hemos heredado muchos muertos que es difícil de rentabilizar o dar uso porque están mal concebidos desde el principio», señala una portavoz del Ejecutivo autonómico, que reconoce que el asunto es de extrema gravedad. La cifra de 420.000 euros (70 millones de pesetas), gastados sin control posterior en el citado complejo porriñés, es una advertencia que se repite casi miméticamente en muchas de las obras malogradas, como en la estación de autobuses de A Guarda, que no recibió más vehículos en su historia que los que acompañaron a Manuel Fraga el día que la inauguró en febrero del 2003. Casi 465.000 euros fueron dilapidados en la infraestructura que sus teóricos usuarios consideran demasiado alejada del pueblo. La Xunta la ha cedido al Concello al reconocer que no sabe qué hacer con ella, mientras tiene cerrada desde hace años otra similar en Celanova, tras gastar 150.000 euros en su construcción y acabar de realizar tareas de mantenimiento para evitar su ruina, pese a no haber sido utilizada nunca.

De nuevo otros 450.000 euros se pudren en el recinto ferial de Herbón, donde la imagen del pimiento de la zona solo aparece una vez al año, el día de su exaltación. Y es que los centros de interpretación de la realidad natural del enclave donde están ubicados o de fomento de productos de la tierra nacidos al hilo de las fiestas de exaltación gastronómicas no hacen más que engrosar desde hace años la lista de obras sin uso.

Ocurrencias diversas

El Centro de Interpretación do Viño de Salvaterra (216.000 euros) o el ecuestre de A Baixa Limia (1,5 millones al año de mantenimiento) son otros ejemplos de nulo o escaso rendimiento social, teniendo que rehabilitar dos veces en este último caso las pallozas aparejadas al proyecto pagado por la UE.

Cementerios que nunca han acogido un cadáver como el archiconocido de Fisterra, el de Ames (ahora un improvisado vertedero) o el de Entrimo, dan cuenta de la diversidad de campos en los que la mala programación ha acabado por despilfarrar el dinero de todos.

La palma en este tipo de actuaciones se la ha llevado durante años la depuradora de Guillarei, en la que se invirtieron siete millones de euros para servir a una de las zonas más contaminadas de Galicia, y que ahora necesitará de 2,5 millones más para reponer todo lo que el paso del tiempo y el vandalismo arrasó durante el lustro que lleva acabada y sin ser usada. Polígonos industriales (Curtis, Frades, Fornelos...) se suceden igualmente por toda Galicia con farolas instaladas y calles perfectamente divididas, hechas cuando se repartía el café industrial para todos, pero que al final no han logrado más actividad que las prácticas de los futuros automovilistas.

Residencias de ancianos sin uso posible debido a sus escasas dimensiones (Agolada); albergues de peregrinos cerrados sin motivo conocido (Caldas de Reis); miradores abandonados (Mondoñedo, Viana do Bolo, Trevinca...); zonas de esparcimiento sin visitantes; oficinas de turismo sin guías (A Rúa), o casas de la cultura sin contenido esperan por toda Galicia a que se les dé razonablemente el uso para el que fueron creados.