La Consellería de Medio Ambiente y el Ayuntamiento de Vigo dieron ayer un ultimátum a los responsables de los 22 puntos de vertidos ilegales que se han encontrado a lo largo del cauce del río Lagares para que procedan a canalizar sus aguas residuales a través del sistema de saneamiento público o mediante actuaciones particulares si se trata de residuos industriales especiales.
La advertencia dará paso al sellado durante las próximas dos semanas de todos los puntos de vertido detectados, labores que se complementarán con la limpieza del cauce de un río netamente urbano al cruzar hasta llegar a Samil casi todo el término municipal vigués. «É o punto e final na contaminación do Lagares, imos a dar un hachazo contra os que contaminan un río que ten demostrado que aínda ten vida e se autosanea», advirtió Manuel Vázquez, que resaltó así la capacidad de recuperación de un río plagado históricamente de puntos de vertidos incontrolados, canalizaciones diversas y sometido a una gran presión por parte de la población y las industrias que se sitúan en sus márgenes. Las dos actuaciones previstas servirán, a tenor de los análisis de la consellería, para elevar la calidad de las aguas del Lagares, sin necesidad de repoblar con flora o fauna su cauce.
Medio millón de euros
El proyecto de descontaminación tendrá un coste de entre 400.000 y 500.000 euros y antecederá a la construcción de un sendero en el curso alto del río, similar al que recorre el cauce en sus últimos siete kilómetros, desde la avenida de Madrid (en la salida de la ciudad hacia Ourense) hasta la playa de Samil, pasando antes junto al estadio de Balaídos y la estación depuradora. El conselleiro no avanzó cuál será la extensión de dicho paseo, aunque aseguró que tendrá toda la extensión que el urbanismo y la protección ambiental del río permitan.
A finales de la década de los años noventa, y coincidiendo con la ampliación de la depuradora que ahora será sustituida, la Xunta llevó a cabo la primera fase del paseo que acompaña al Lagares hasta la ría de Vigo, en un proyecto que incluso pretendió llenar el río de patos para demostrar la recuperación del entorno, pero las aves apenas duraron unos días.