«Espero que en noviembre se renueve la presidencia del Tribunal Superior»

Arantza Aróstegui

GALICIA

El magistrado, que lleva dos años y medio como responsable interino, desea que lo ratifiquen en el cargo antes de jubilarse

02 oct 2008 . Actualizado a las 02:01 h.

El mundo de la Justicia anda convulso. Ha provocado cierto escándalo la forma en que se han efectuado los nombramientos del nuevo Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que se acaba de constituir con casi dos años de retraso. Galicia sigue a la espera. La presidencia del Tribunal Superior de Xustiza lleva dos años y medio ocupada de forma interina por el magistrado Antonio González Nieto. El Consejo General, que es al que compete el nombramiento, ha tratado en al menos seis ocasiones el tema del alto tribunal gallego, pero en otras tantas lo ha dejado aparcado por falta de acuerdo. Ninguno de los seis candidatos a presidirlo -Cadenas Sobreira, Judel Prieto, Reigosa González, Tasende Calvo y Trillo Alonso, además de González Nieto- concitó el consenso necesario para ser nombrado. Será el nuevo Consejo el que tenga que pronunciarse al respecto.

-Todo apunta a que el nombramiento no será inmediato, que antes aún deben aquietarse las aguas que ha provocado el remolino de los nombramientos del propio Consejo General.

-Creo que el nuevo Consejo no tardará mucho en resolver este tema porque, aunque acaba de aterrizar, va rápido y ya están nombradas las diferentes comisiones. Espero que a finales de este mes o en noviembre se renueve la presidencia del Tribunal Superior. Aunque el tema es complejo porque el candidato necesita una mayoría cualificada de trece votos, estos días he podido apreciar que hay bastante espíritu de consenso.

-Hay dos datos que hacen que su caso sea especial: lleva como presidente interino dos años y medio, y le quedan seis meses para jubilarse. Supongo que su deseo será que lo ratifiquen en el cargo. ¿Es así?

-Una cosa es el deseo y otra lo que vaya a suceder. Efectivamente, mi deseo sería que me ratificasen en el cargo y luego, una vez que me jubile, se puede plantear el tema desde el principio. Esto sería lo más normal y lo más elegante. Tengo cuarenta y tantos años de ejercicio profesional, tengo experiencia y méritos suficientes para ser ratificado. No es una situación normal estar interino durante tanto tiempo y, por eso y por el bien de la institución, prefiero que se resuelva cuanto antes.

-Eran seis, contando con usted, los candidatos a presidir el alto tribunal gallego. ¿Esta larga espera ha hecho mella en alguno de los aspirantes?

-Los candidatos siguen siendo los mismos. Lo que pasa es que ahora hay un nuevo Consejo y una nueva comisión de calificación, que puede mantener el criterio de la anterior o bien proponer una nueva terna porque lo crea más oportuno. Yo veo un gran espíritu conciliador en el nuevo Consejo y espero que se llegue a una solución que sea justa y adecuada.

-¿Cuáles son, a su juicio, los males que afectan a la Administración de Justicia en Galicia?

-En general son similares a los que se plantean en otras comunidades. El problema de la Justicia es que es la hermana pobre y no tiene la dotación presupuestaria que exigiría una justicia moderna, rápida y eficaz. Sería fundamental un sistema de gestión más moderno, lo cual exige más medios personales y materiales. También es importante la informatización de la Justicia para que no se produzcan casos tan desgraciados como el caso de la pequeña Mariluz. Falta la conexión que debiera haber entre los jueces, los fiscales y la policía.

-Los ciudadanos exigen una justicia rápida y eficaz. ¿Cómo se logra eso?

-Para que funcione bien, para que sea eficaz, rápida y responda con la agilidad que exigen los ciudadanos se necesitan más magistrados y jueces.

-¿Qué opinión le merecen los últimos ejemplos de la politización de la Justicia?

-Yo creo que el Consejo General es un órgano político. El nuevo presidente tiene fama de hombre ecuánime, ponderado y trabajador. Donde falló fue en la forma. Si los que lo nombran son los vocales, no es de recibo que se conozca su nombramiento antes de la votación. Los vocales han quedado en entredicho ante la opinión pública.