Los ladrones sacaron a través de dos pequeñas ventanas laterales de una granja de Outeiro de Rei, en Lugo, un total de 40 cerdos y se los llevaron. Algunos de ellos los sacrificaron antes de cargarlos en un vehículo que acercaron por unos prados situados en la parte de atrás de la instalación, ubicada en la parroquia de Sobrada. El propietario de la granja calcula que los daños que le causaron pueden valorarse en unos tres mil euros.
El responsable de la instalación de porcino, situada a unos cuatro kilómetros del casco urbano de Outeiro de Rei, se encontró en la mañana del jueves, cuando acudió a la instalación para atender a los animales, que le faltaban un total de 40 lechones. Comprobó, asimismo, que había restos de sangre en las inmediaciones y también en una de las paredes de la instalación. Esta circunstancia le hace suponer que algunos de los ejemplares pudieron haber sido sacrificados antes de ser cargados en un vehículo.
El hecho fue denunciado ante la Guardia Civil, que está investigando lo ocurrido. Varios agentes fueron a la granja para ver si había alguna huella o pista que identificara a los autores de la sustracción. Dejaron rastros de su paso, pero no así algo determinante que pudiera delatarlos.
Para trabajar con mayor seguridad, los cacos no accedieron a la granja por la entrada principal que da a la carretera que comunica Outeiro con Ribeiras de Lea. Lo hicieron por la parte posterior. Condujeron el vehículo que los transportaba por varios prados hasta situarlo en las proximidades del cierre metálico del recinto. Para entrar, desmontaron parte del cierre de alambre. En los sitios en los que no les fue fácil, procedieron a arrancarlo. Seguidamente manipularon las dos ventanas, se colaron en el interior y por ellas fueron sacando los lechones.
El responsable de la explotación dijo que se habían llevado todos los animales que estaban en un apartado, mientras que en otro dejaron trece. Pudieron haberse apoderado de más, que estaban en otras cuadras, pero no lo hicieron por estar separados por un pasillo. En la parte de la granja donde se cometió el robo no había alarma, algo que al parecer sabían perfectamente los ladrones.