Los comerciantes critican la ley que exigirá atender en gallego a los clientes que lo demanden

La Voz

GALICIA

28 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

«La caja registradora no sabe de idiomas». Es la rotunda opinión de Antonio Reguera, presidente de la Federación Provincial de Comercio de Pontevedra, al responder al borrador que prepara la Consellería de Industria por el que exigirá a los comerciantes que atiendan en gallego a los clientes que lo usen. También es crítico Eliseo Calviño, hostelero coruñés y presidente de los autónomos españoles, quien considera que la ley no saldrá adelante porque «só traería atrancos».

Uno de los artículos de esa futura norma indica que los establecimientos comerciales deben estar en condiciones de atender a los clientes cuando se expresen en cualquiera de las dos lenguas oficiales de Galicia, lo que implica que quienes atienden al público deben conocer el idioma gallego.

Reguera está de acuerdo con promocionar el gallego, pero sostiene que las imposiciones «no son buenas», según informa la Redacción de La Voz en Pontevedra. Considera que «cada dependiente debe hablar el idioma que sepa, ya sea gallego, castellano o inglés, porque la Constitución no dice que tengamos que hablar el idioma que nos quieran imponer». Destaca que para los comerciantes hay algo muy importante, y es que la caja registradora no conoce de idiomas o ideologías. El comerciante tiene que ser amable y si sabe hablar gallego, hablará gallego. La libertad es «la mayor gracia que tenemos los españoles en democracia». No piensa lo mismo Indalecio Viñas, secretario de la Asociación Zona Monumental de Pontevedra. A título personal, y aunque no conoce con detalle el borrador, se muestra de acuerdo con esa medida.

En su crítica a la norma que prepara la Xunta, Eliseo Calviño afirma que no es más que «unha copia do que fan en Cataluña, mentres Galicia é unha comunidade con outras realidades lingüísticas, onde o castelán e o galego conviven, sen roces». Entiende que todos los gallegos deben saber hablar gallego, pero no «as imposicións». Cree Calviño que «os tempos en que todo eran obrigas xa remataron». Asegura que «so plantexa a lei é un absurdo, unha postura moi pouco intelixente, froito de alguén que non viaxou polo mundo e non se gañou a vida no estranxeiro».

Trabajadores foráneos

Calviño recuerda que hay muchos trabajadores de otros países en el comercio, y sobre todo en la hostelería. «¿Voulle negar o pan e traballo a un home que acaba de chegar de América por non saber falar o galego? Iso só ten un nome: racismo», dice. Calviño cree que «este tipo de obrigas fan un dano tremendo, tanto para o idioma como para os negocios». Y añade: «Os galegos somos bilingües, e así vivimos durante toda a nosa historia, falando en galego e en castelán, sen que ninguén nos teña que dicir cando falamos un idioma e cando falamos outro».

De la misma opinión es Jorge López, propietario de la cadena coruñesa de zapaterías LV y Vogue. Se muestra «totalmente en contra» de la norma y confía en que «nunca se llegue a aprobar». Cree que «Galicia es distinta a comunidades como Cataluña». Y dentro de Galicia, «A Coruña es distinta a otras ciudades, pues para el 80% de su población la primera lengua es el castellano». Critica «las políticas de imposiciones» y duda de la legalidad de una norma que no cree que llegue a aplicarse. Y sostiene que afecta a un sector económico muy importante, por lo que se ha de contar con la opinión de los profesionales que espera que se reúnan y paren la nueva norma.