Piden cárcel por robar cruasanes en Vigo

GALICIA

La Xunta gastará más de 4.494 euros en la defensa de siete jóvenes que se enfrentan a siete meses de prisión por sustraer diez bollos en un bar tras una noche de fiesta

14 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Siete jóvenes vigueses viven una pesadilla después de ser pillados con las manos en la masa cuando, supuestamente, robaban diez cruasanes tras reventar la verja de una bocatería de Vigo. Por esto, se enfrentan ahora a una condena de siete meses de cárcel.

Podría pasar por un caso práctico para un examen de Penal de la Facultad de Derecho. Pero no se trata de un ejercicio académico para distinguir entre hurtar una tarta con la ventana abierta o robarla si está cerrada. Es un pleito real que se libra en los juzgados de Vigo y que ha movilizado a siete abogados y sus respectivos procuradores.

La cuantía del botín no supera los 10 euros, pero las arcas autonómicas deberán abonar más de 4.494 euros en total a los catorce juristas de oficio que asisten gratuitamente a los implicados. «Cuestan más las horas que pago de párking mientras espero en los pasillos que el valor de los cruasanes. ¿Quién no le robó manzanas al cura del pueblo?», se quejaba ayer una letrada de oficio. Cada uno percibirá de la Xunta un mínimo de 321 euros por este procedimiento penal abreviado, que ya dura casi dos años.

Todo empezó a las cinco de la madrugada del 22 de septiembre del 2006. Cuatro jóvenes que volvían de un partido de fútbol recogieron en su furgoneta a tres amigos que salían de copas y que cayeron en la tentación de desayunar una bandeja de cruasanes que un repartidor dejó tras la verja de una bocatería de la calle de Tomás Alonso, en Vigo.

El juicio se suspendió ayer hasta el 17 de septiembre porque la policía no localizó a un testigo clave que debía declarar contra los tres implicados, a quienes gritó cuando levantaban la verja. Estos huyeron en su furgón, pero la policía los interceptó y los envió una noche al calabozo. Uno había sido multado tres meses antes por robo y, al ser reincidente, la Fiscalía pide para él diez meses de cárcel.

«Chiquillada»

La legión de abogados que acudieron ayer al juicio que se iba a celebrar en el Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo intentaron alcanzar un acuerdo para exculpar a los cuatro chicos que quedaron dentro del furgón, pero el fiscal no aceptó. Los letrados argumentan que, en realidad, los jóvenes tampoco cometieron un delito, sino una falta leve de hurto. Se basan en que el dueño siempre deja entreabierta la persiana para que el repartidor meta fácilmente la bandeja por la noche y que los jóvenes, como no llegaban con la mano, usaron un palo en ese hueco para enganchar las piezas.

La Fiscalía asegura que los repartidores suelen llevar llaves del local y que tiene testigos que vieron a tres jóvenes levantar la persiana metálica del bar, la cual violentaron y desencajaron. Admite que quizás fue una «chiquillada de gente que hace una gracia», pero recuerda que la diferencia entre hurto y robo es el uso de la violencia, sin importar el valor del botín.

El propietario, que no presentó denuncia, echó en falta diez bollos industriales que no aparecieron. Por eso, el fiscal afirma que es un robo en grado de tentativa, ya que la policía tampoco halló migas en el furgón. Esto plantea otro debate legal: la Fiscalía advierte que si queda probado que los sospechosos se comieron al menos un cruasán, podría acusarlos de robo consumado por hacer uso de la mercancía sin que pueda ser restituida. El castigo se incrementaría de uno a tres años de cárcel.