El vigués imputado por dos muertes vuelve a prisión por conducir ebrio

GALICIA

06 may 2008 . Actualizado a las 22:04 h.

Con aplausos de su novia y de tres amigos que lo jaleaban: «Make, Make, ¡ahí, ahí!, tranquilo», Jorge Luis Sosa Mejuto, Makelele , subió ayer de nuevo al furgón que lo llevaba a la cárcel de A Lama tras 17 días de libertad.

La titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Vigo ordenó el ingreso en prisión provisional de Jorge Luis Sosa, de 22 años -que está imputado por el accidente mortal de un matrimonio el pasado enero en las calles de Vigo-, después de ser detenido de nuevo ayer de madrugada tras saltarse un semáforo en un ciclomotor y triplicar la tasa legal de alcoholemia.

El Tribunal Superior de Xustiza informó de que Makelele volvió a prisión porque la jueza de guardia le imputó dos delitos contra la seguridad vial: uno por conducir bajo los efectos del alcohol y otro por hacerlo sin carné, que le fue retirado tras el siniestro mortal de enero.

La detención del joven vigués, nacido en la ciudad norteamericana de Nueva Jersey en 1986, se practicó a las tres y veinte de la madrugada de ayer. Según informó la Policía Local de Vigo, una patrulla vio cómo un motorista pasaba un semáforo en rojo en el cruce de la calle Marqués de Valladares con Colón, en el centro financiero de la ciudad. Los policías lo persiguieron y lo interceptaron en el cruce de Policarpo Sanz con Colón, por donde subía en dirección a la calle Urzaiz, desde la que accede a su casa en el barrio del Calvario.

Cuando los agentes le pidieron que se identificase, él no contestó, pero al quitarse el casco lo reconocieron de inmediato y vieron que balbuceaba y tenía problemas para mantenerse en pie. Había tomado tres vasos de tequila con Red Bull. Le hicieron la prueba de alcoholemia y triplicó la tasa permitida. La policía confiscó el ciclomotor, Aprilia SR de 50 centímetros cúbicos, que le había prestado un amigo.

Su novia había estado a punto de salir con él esa noche, «pero el niño estaba malo y me quedé en casa», señaló la joven.

Al presentar la documentación, Makelele dijo a los agentes que tenía que presentarse todas las semanas en el juzgado a la espera del juicio por la muerte del matrimonio. Desde su puesta en libertad se dedicó a cuidar a su familia y hacía una vida normal. «Lo que pasa es que no va a estar encerrado todo el día en casa», señalaron fuentes de en entorno que dijeron que lo de ayer fue «mala suerte».

La noticia se propagó con rapidez entre los policías locales de Vigo. La celeridad de los agentes hizo que el joven fuese llevado ante el juez sobre las once de la mañana. Pero en el juzgado había cola y Makelele no salió hasta la seis de la tarde.

Los amigos estuvieron pendientes de él en el juzgado. Ni siquiera fueron a comer. Le hicieron llegar cigarrillos pues él los fumó todos a la espera del furgón que lo llevaría a prisión.