De cada diez bolsas de basura que el año pasado llegaron a Sogama, menos de seis fueron incineradas. En la planta de Nostián, en A Coruña, se tratan, en el mejor de los casos, el 40% de los residuos que se recogen en la ciudad y su área metropolitana. Entre las dos plantas superan ampliamente el destino de más del 90% de la basura que generan los gallegos: ¿Dónde va el resto? En su mayor parte se encuentra en Cerceda, en el vertedero de Areosa, próximo a Sogama, donde permanece hasta su sellado definitivo por enterramiento.
La situación actual en cuanto al tratamiento de basuras en Galicia es insostenible, según reconocen fuentes oficiales y el vertedero de Cerceda alberga ya por encima de los 2,5 millones de toneladas de residuos que se han ido acumulando desde el año 1995.
Fuentes de Medio Ambiente se refieren a Sogama como «una herencia envenenada» y admiten que no hay alternativas a corto plazo para esa situación de desborde. La estrategia de la Xunta es poner en marcha un nuevo plan de residuos con una filosofía totalmente distinta a la actual, basado en el reciclaje y en una importante descentralización de los procesos de tratamiento con la apertura de nuevas plantas en la provincia de Lugo y en el sur de Galicia. Sin embargo, esa nueva estrategia, actualmente en exposición pública, no será aprobada hasta el segundo semestre de este año y, en cualquier caso, el horizonte para su pleno funcionamiento está previsto en el 2017.
Nivel europeo
El presidente de Sogama, José González, asegura que el vertedero de Cerceda cumple con los más exigentes requisitos de la normativa ambiental europea y que, en cualquier caso, en el conjunto de Europa, el porcentaje de residuos que se trata en vertederos es del 50%, a pesar de que es la peor alternativa de las cinco propuestas por la UE para gestionar los desechos.
El plan de la Xunta prevé que la cantidad de basura tratada en el vertedero vaya reduciéndose paulatinamente a medida que la nueva estrategia empiece a derivar a nuevas plantas de reciclaje y compostaje una parte importante de los residuos que ahora llegan al complejo de Cerceda y que el año pasado superaron las 900.000 toneladas. En ese mismo período se produjo una reducción del 10% de los desechos destinados al basurero.