El realojo que trajo el conflicto

GALICIA

El traslado de vecinos del poblado de Penamoa ocasiona en algunos barrios coruñeses una crisis social sin precedentes

21 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La tercera ronda es una de las obras más esperadas en A Coruña y se espera aliviar con ella los problemas de tráfico que padece la ciudad. Las obras comenzaron a finales del 2006 y, aunque acumula diversos retrasos, Xunta y Fomento avanzan poco a poco en su compromiso. Desde el principio, el punto más polémico y preocupante del proyecto, aunque los políticos hayan intentado quitar hierro al asunto, han sido los «efectos colaterales» de las obras, ya que el trazado de esta carretera atravesará el poblado chabolista de Penamoa, uno de los núcleos de marginalidad y de venta de droga de la ciudad. Ahora que llega el momento de que el Ayuntamiento realoje a las familias afectadas por las obras, surge la desconfianza de los vecinos de otros barrios, como Mesoiro o Los Rosales, que se manifiestan para que «esa gente» no viva en sus edificios.

Aunque el malestar y las suspicacias venían de antes, la mecha se encendió el pasado día 10, cuando la Xunta publicó el listado con el nombre de las 256 personas adjudicatarias de viviendas de protección (VPP) que se construyen en Mesoiro y Eirís. Entre esos afortunados aparecen apellidos propios de la comunidad gitana, lo que animó a algunos coruñeses a hacer todo tipo de especulaciones y a lanzar bulos a través de Internet. Casi de forma inmediata, los días 13 y 14, surgen las primeras manifestaciones espontáneas de vecinos contra el realojo de gitanos de Penamoa en Mesoiro. Las consignas de las concentraciones, según dice la mayoría, no tienen un trasfondo racista, sino la negativa a que entre en Novo Mesoiro el mundo de la droga.

Sospechas en el barrio

La situación llega hasta tal punto que el pasado domingo 500 vecinos de Mesoiro cortaron la carretera de acceso a este barrio, ante la sospecha de que varias familias de Penamoa se trasladasen de inmediato al barrio. Incluso obligaron al conductor de una furgoneta a abrirla por si ocultaba dentro a una familia de realojados. Las concentraciones continuaron el lunes y el martes pasado, con cortes de tráfico en los principales accesos a la ciudad. Las protestas, sin embargo, no han finalizado y, tras el parón de la Semana Santa, continuarán el próximo lunes.

El gobierno local reiteró en los últimos días que las 120 familias de Penamoa con derecho a ser realojadas no irán a Mesoiro ni a Eirís y que los beneficiarios están desvinculados del mundo de la droga y censados como cualquier otro vecino. De hecho, de las 140 familias que pueblan el asentamiento, apenas tres clanes viven de la droga (y ninguno tiene derecho al realojo); el resto se dedica a la venta ambulante o a la chatarra. El gobierno local intenta llevar con la máxima discreción el proceso de realojo, igual que lo hizo con otros poblados chabolistas. Sin embargo, Penamoa no es el mismo caso que los de Orillamar, la calle Oleoducto, Casablanca o As Rañas. Además de ser un núcleo más numeroso, la droga está más presente y hacia allí «peregrinan» cada día un millar de toxicómanos. Por ello, los vecinos desconfían y reclaman al alcalde, Javier Losada, más información sobre el realojo.